El estudio de fotografía y su historia

El estudio de fotografía y su historia

Hace unos días preguntaba en instagram si querías escuchar la historia del local donde ahora tengo mi estudio. Estaba en obras por allí, porque los años pasan, y las cosas requieren mantenimiento. Y pensé que nunca te había contado la historia de este espacio. Y tiene historia, una de 15 años para ser exactas.

Y como la mayoría tenían ganas de escucharla, se me ocurrió que lo suyo era escribir un post, y poder explayarme un poco. Incluso pensé en localizar fotografías antiguas, pero el formato online tiene estas cosas, y me ha sido imposible acceder a ellas. Así que una vez más, te recuerdo la importancia de imprimir tus fotos. ¡No las pierdas!

Y como no las he encontrado, y un post sin fotos es como un día sin pan, te adorno este artículo con fotos del estudio y algunas familias que han pasado ya por él.

Érase una vez…

Una chica de 22 años rebelde, llena de ganas de hacer las cosas a su manera y con poco miedo a la vida (o con el conocimiento justo para ver la televisión, que diría mi padre). Por si no has caído, la chica soy yo 😛

Corría el año 2003, y mis padres se habían ido de viaje a París. Yo por aquella trabajaba en una peluquería de caballeros (esto sí lo he contado alguna vez. En mi vida anterior  era peluquera). Y un sábado por la mañana, mientras trabajaba bastante más de lo que me pagaban, y soportaba bastante más responsabilidad por la que cotizaba, me dio una contractura muy fuerte en el cuello. Corrí al hospital, y me inyectaron droga para poder soportar el dolor. También me dieron la baja.

Los días en los que estuve sin trabajar, me di cuenta de que estaba harta. Llevaba sólo 5 años trabajando, pero ya me había cansado. Me gustaba lo que hacía, pero no la forma en que se hacía. Y por supuesto no me gustaba nada cómo me trataban, que no me valorasen y que me pagasen dos duros.

Así que en ese instante decidí que trabajar por cuenta ajena no era lo mío. Y me fui a Suances, se lo conté a mi tía (te recuerdo que mis padres estaban de viaje), y ella me animó a mirar locales por el pueblo.

Cuando llegaron mis padres de su viaje, no creo que estuvieran fuera más de 15 días XD, su hija había pedido la cuenta en su trabajo y tenía fichado un local que quería comprar para montar su propia peluquería.

Are you crazy?

Pues un poco. Pero como mis padres no me lo dijeron, yo tiré para delante con su apoyo y ayuda. Y me metí en mi primera hipoteca, mi primera gran obra (el local se usaba como garaje que estaba en ladrillo), y mi primer emprendimiento.

Fue una época súper bonita. Me salieron un montón de canas, me brotó por primera vez mi piel atópica, firmé muchos papeles, y por supuesto, abrí mi peluquería. Pequeñita pero muy mona.

Allí pasé los siguientes 5 años de mi vida. Entre cortes de pelo y mucho señor de Suances. Porque no te lo he dicho, pero la peluquería era de caballeros. En ese momento me parecía un negocio estupendo. Ellos daban muy poco que hacer. Ahora se han vuelto un poco más presumidos.

Trabajando allí me casé con el padre de la criatura. Siempre digo que lo hicimos porque hacienda nos devuelve más haciendo la renta de forma conjunta. Pero la realidad es que yo quería hacer un súper viaje, y esta fue la disculpa XD

Estando allí me dieron las llaves de nuestra casa, me compré mi primer coche, cogí varias bajas por contracturas gordas (¿bajas un autónomo?) y decidí que quería tener un hijo.

Sí, a los 5 años de tener la pelu, decidí que quería ser madre, y que aquellos horarios eran incompatibles con la vida. Con la vida maternal.

Soy de ideas fijas, y siempre pensé que si algún día era madre, sería para criarlo yo, no para dejarlo con abuelas o guarderías. Y como la situación nos permitía el lujo de poder prescindir de mi trabajo, traspasé el negocio, y me quedé embarazada.

Segunda fase: la reconversión

Con los años y el bebé en el brazo, me di cuenta de que tenía que dar ejemplo. Quería mostrarle a mi hijo que él era capaz de hacer lo que quisiera en esta vida. Pero si se parecía un poco a mí, las palabras no le iban a gustar. Así que pensé que predicar con el ejemplo sería mucho más eficaz.

Y como lo que yo quería hacer desde siempre era fotografía, pues me puse con ello. Eso sí, en ese momento no pensaba en dedicarme de forma profesional. Sólo quería hacerlo para tener fotos bonitas de él y quitarme la espinita.

Pero con el tiempo, me di con la realidad en el morro. Me apetecía trabajar, pero no quería volver a trabajar para nadie. Quería disfrutar de su infancia, hacer mis propias reglas del juego. Ahora más que nunca, me parecía necesario.

Así que la fotografía se volvió mi forma de vida y mi trabajo casi de manera natural. Y a los 7 años de traspasar el negocio, el local se quedó vacío. Volvió a mí.

Pensé en volverlo a alquilar. Pero me daba pereza. Y además, empecé a pensar en la cantidad de luz que tenía. Porque cuando era peluquera ya estaba obsesionada con la luz, y las dos fachadas que tiene las forré de cristal. No veas que gracia para limpiar…

Y así fue que volví a Suances, a este local que hoy está viendo su primera remodelación exterior. La fachada por donde se entra cambiará para siempre. Dejará de ser gris y aburrida para llenarse de color y formas preciosas. ¿Quieres verlo?

Si quieres conocer el estudio

Como ves, este pequeño rincón tiene mucho significado para mí. Es una parte muy importante de mi historia, y este mes de mayo lo quiero celebrar. Me apetece mucho hacer cosas allí, disfrutar de esa luz, de la intimidad que podemos encontrar en él. Así que si te apetece conocer el estudio, ahora tienes una disculpa increíble, porque he preparado unas mini sesiones con las que además celebramos también el día de la madre.

Porque es un regalo darnos un rato de diversión con ellos, y además tener el recuerdo para siempre.

¿En qué consisten estas sesiones?

?? Son sesiones para mamá. Así que podrás venir con tus cachorros al estudio a jugar y mimaros en exclusiva (máximo 3 niños, consultar si son más).

?? Serán fotos naturales, espontáneas, divertidas y llenas de amor. Como vosotros.

?? La sesión será de 20 minutos, el tiempo ideal para que los peques lo den todo y no se cansen.

?? En 24 horas tras vuestra sesión, te enviaré un email con una galería online desde la que podrás elegir 5 fotos. ¡Te llegarán en un periquete!

??Estas sesiones sólo se realizarán durante los martes del mes de mayo, por lo que hay plazas limitadas.

?? La inversión es de 50€, y el amor por tus hijos infinito.

?? Si no quieres quedarte sin esta experiencia, escríbeme al mail info@rebecalopeznoval.com y déjame tu número de teléfono para que me ponga en contacto contigo. O llama al 657 210 578.

?? Es un regalo ideal para el día de la madre, para esa amiga que acaba de tener un bebé, o porque te mereces un capricho y punto pelota.

¡Nos vemos en mayo en el estudio y lo celebramos juntas ♥!

Rellena el formulario para reservar tu sesión:

 

Cantabria con niños | Collados del Asón

Cantabria con niños | Collados del Asón

Para este año me he pedido, entre otras cosas,  salir más a la naturaleza. En forma de bocata y manta, a caminar, reír y respirar aire de ese que te recarga las pilas para toda la semana. Y me lo he pedido con amigas, que siempre ayuda tener buena compañía y reír en grupo. Son actividades ideales para hacer en familia, compartir con los más pequeños y llegar a casa escuchando a tu hijo en el coche que le ha encantado compartir contigo ese día, mientras disfrutaba como loco con sus amigos.

Y así hemos empezado abril en esta casa.

Caminar cansa, a los mayores y a los pequeños. Pero tiene algo mágico cuando lo haces por paisajes como el de los collados del Asón. Conectar con la naturaleza, con el camino y con tu propio cuerpo mientras se esfuerza por subir, bajar, y no perder el equilibrio, es un ejercicio apto para todas las edades, y muy deseable en algunas como la nuestra.

Este rincón de Cantabria nos hizo de telón de fondo para disfrutar este pasado sábado. Y aunque el tiempo no prometía respetarnos, no nos fue tan mal.

Destino: los collados del Asón.

Para llegar, elegimos el camino que pasa por la Cavada, sube el puerto de Alisas, y te lleva directo a Arredondo, y de allí, al valle del Asón. Sólo el camino hasta llegar allí, ya merece la pena.

 

Es una zona con muchas posibilidades. Si estás por Cantabria de visita, y no quieres invertir un día completo en hacer una ruta, puedes acercarte en coche y disfrutar del paisaje, parar en algunos puntos de interés de los que te hablaré más tarde, y conocer la zona. De verdad merece mucho la pena.

En ruta: datos de interés.

Edades de los niños:

Los protagonistas del día fueron los peques, no podía ser de otra forma. Entre 5 y 9 años, hicieron la ruta bastante bien, aunque para la peque del grupo hubo momentos duros que hizo con su padre a los hombros. Pero en general creo que es bastante asequible a partir de esta edad.

El clima:

Iniciamos la ruta con sol, pero con un viento muy frío. Las montañas más altas tenían nieve, y se notaba. Nosotros hemos realizado esta ruta un 6 de abril. La primavera está recién entrada y venimos de unos días con bajada de temperaturas y bastantes lluvias. Lo mejor, como siempre en la montaña, es llevar ropa de abrigo y agua.

Al final de la ruta nos granizó.

El camino:

La primera parte transcurre por pista. A mí, personalmente, no me gusta nada andar por este tipo de camino. Pero más tarde disfrutamos de camino por prados y senderos de montaña. Muchos más divertidos 😀

Hay cierto desnivel que salvar a lo largo de la ruta, pero no se hace demasiado pesado. Lo peor para mí, como he dicho antes, es el tramo de la pista, que además es prácticamente entero en cuesta.

El recorrido tiene una parte lineal y otra circular. Puedes ver el mapa y datos técnicos en este link que te dejo.

Dependiendo de la época, encontrarás más o menos agua a lo largo del recorrido. en nuestro caso hemos tenido que cruzar varias veces el río, ya que se colaba en partes del camino por el deshielo. Aunque tampoco hemos encontrado cantidades muy grandes de agua.

También vimos nieve. Especialmente en la zona más alta. El último kilómetro aproximadamente hasta llegar al cañón, tenía bastante cantidad. Nada impracticable. Pero en épocas de más nieve no te recomiendo ir, especialmente con niños.

 

Tiempo invertido:

Nosotros comenzamos a caminar a las 11:30. Paramos a comer a las 14, y en ese espacio de tiempo anduvimos 4 kilómetros solamente XD

Parábamos cada dos por tres. A observar, a saltar, a escalar…

Es una pena, porque los mejores sitios para parar a comer están al principio de la ruta. Y los peques querían quedarse en ellos.

Después de la comida acabamos de subir hasta el cañón. Este tramo fue precioso. El camino cada vez tenía más nieve. La subida entre rocas, y un pequeño bosque, hacen de ese tramo algo muy especial.

No recuerdo a qué hora llegamos al cañón. Pero decidimos bajar por el mismo sitio, ya que venían nubes con muy mala pinta y estábamos bastante altos. Pero al llegar a él puedes continuar y hacer el descenso por otro camino.

Llegamos al aparcamiento a las 18:30 aproximadamente.

Recomendaciones

  • Si puedes, te recomiendo que lleves en la mochila una manta para el suelo. Nosotros tenemos una que no cala y es ideal para estas zonas donde suele haber mucha humedad. Como al avanzar no vas a encontrar zonas muy buenas para comer, puedes ponerte en cualquier lado con ella.
  • No te olvides de llevar abrigo. Gorro, algo para el cuello y guantes. Ocupan poco y si sale frio, lo vas a agradecer eternamente.
  • El chubasquero es otro imprescindible. No pesa y te salva si llueve.
  • Botas de montaña. Si vas en verano, igual no son tan necesarias. Pero el resto de las estaciones son muy húmedas, y el camino tiene varias zonas de agua. Los pies de los que iban en playeras, se calaron 😉
  • Ropa de cambio para todos. Para los pequeños estamos acostumbrados a llevarla, pero para nosotros no es menos necesaria. Si te mojas vas a estar muy incómoda. Así que lleva cambio de ropa, calcetines y calzado especialmente. En el coche no pesa y lo vas a agradecer.
  • Bastones o palos. En esta ruta los he agradecido especialmente. Hay una zona de subida (o bajada) con bastantes rocas, y estos te ayudan con la estabilidad. También te ayudan a cruzar el río.

Imprescindibles.

Antes te conté que era una zona preciosa para visitar, aunque no hagas rutas por la montaña. Si vienes de vacaciones a Cantabria, es una zona muy a tener en cuenta.

Mis favoritos:

  • El mirador del puerto de Alisas. Tiene unas vistas espectaculares. A la derecha ves el mar y Santander. Si miras a la izquierda, el interior de Cantabria a tus pies. Un contraste brutal. No dejes de parar.

No tengo fotos porque nosotros paramos a la vuelta y yo ya estaba muerta de frio.

  • El mirador del Asón. En este mirador puedes deleitarte con la cascada de unos 70 m donde nace el río Asón.

Me han dicho que…

  • No he estado aún, pero tras subir a lo alto del Asón, puedes continuar por la carretera hasta la zona del río Gándara. Puedes disfrutar de comer en el área recreativa y de todo lo que puedes encontrar allí, a parte de su paisaje. Lo tengo en mi lista de pendientes. Aquí te dejo un link con algo más de información.

 

Espero que hayas disfrutado del pequeño viaje visual, y que si te animas a hacer la ruta, o a pasar por la zona, me lo cuentes. Estoy segura de que te va a encantar.

 

 

 

 

 

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