Cerrando una etapa | Diario

Cerrando una etapa | Diario

Durante las pasadas semanas te he ido contando cómo me acerqué a la fotografía y te he hablado de mi trabajo con el autorretrato.

El motivo de ponerme ahora a narrar mi historia con esta disciplina fotográfica es que la etapa en la que llevo adentrándome desde hace un par de años, me dirige de nuevo (en parte) hacia ella.

Sin embargo, la razón principal por la que me inicié en la fotografía no fui yo, ni la necesidad de conocerme. El causante de mi iniciación en la fotografía fue mi hijo.

Si trazo una línea desde el punto en el que el cuerpo me pidió a gritos que fotografiara al Señor Bajito para recordar siempre etapa de bebé, su infancia y su forma de crecer, esta línea pasaría por el descubrimiento del autorretrato, por la revelación de mi verdadero yo (y mi vocación de fotógrafa), el retrato de la infancia, por extensión, de la familia y terminaría de nuevo en el Señor Bajito. Un círculo perfecto que se retroalimenta y nunca termina.

Hoy me toca hacer balance de esa parte iniciática. Porque, entre otras cosas, llevo semanas queriéndote contar algo muy grande para mí, pero ni he podido ni he querido hacerlo hasta que estuviese todo bien preparado y yo me sintiera lista para arrojarlo al mundo.

En estos días de febrero se cumplen 7 años que agarré mi cámara por primera vez y le puse el modo manual. Lo hice con la convicción de no volver al automático y de captar los mejores momentos de mi hijo. Quería atraparlo, congelarlo para siempre. Porque su crecimiento era rápido e imparable, y no quería olvidar nada.

Durante estos años, mi cámara y yo necesitábamos fotografiar a los niños. Realmente era una necesidad, ahora me doy cuenta. El Señor Bajito era el protagonista, pero también sus amigos. Las reuniones de amigos eran mi excusa perfecta para observarles y fotografiarles. Su mundo me atrapó durante estos años, y prueba de ello son las ciento de fotos que tengo en mis discos duros.

Pero desde hace un par de años, mi necesidad de fotografiar otras etapas, otros rostros, fue creciendo poco a poco. Han sido dos años en los que, de forma paulatina, mis ganas de fotografiar la infancia iba disminuyendo sin que pudiera hacer nada. La verdad es que al principio me sorprendí un poco, incluso me asusté. Pensé que la fotografía se estaba marchando de mi vida, pero nada más lejos de la realidad: estaba madurando.

¿Qué quieres hacer con todo este material?

Esa fue la pregunta que me hizo Alain Laboile, mi fotógrafo de referencia en materia de fotografía infantil, en un curso que realicé con él hace algo más de un año. Al ver un conjunto de fotografías de mi trabajo, me miró, y me dijo “¿qué quieres hacer con ellas?”. Él me sugirió una exposición, a lo que yo le miré con cara de «¿me estás hablando a mí?».

Y esa fue la primera semilla.

Después de mucho tiempo meditando y pensando si quería seguir fotografiando la infancia, me quedó claro que no. Algo más fuerte que yo me arrastraba en otra dirección y por un momento me dejé llevar.

Lo que descubrí fue que realmente mis ganas de fotografiar seguían vivas, pero que estaba abriendo un nuevo camino y para conseguirlo primero necesitaba cerrar el que me había traído hasta aquí.

Así que una vez más, agarré el miedo y escribí a Mela para preguntarle si la asociación de Espacio Imagen me acompañaría en la locura. Mela me recibió con el corazón abierto, como sólo ella sabe hacerlo y me puso en contacto con María. Quien sería mi guía y compañía en esta aventura.

Hazme libre

Ni título, ni selección de imágenes. Me presenté frente a María con la simple idea de dar carpetazo a esta primera fase de mi fotografía, y lo hice con un puñado de fotografías, muchas ganas y bastante miedo.

Ella puso su conocimiento a mi disposición, y cada reunión fue como una clase magistral en la que aprendía y absorbía todo lo que ella tenía que decirme.

He quedado fascinada con su forma de entender la fotografía y de acompañar mi proceso. Ha sido increíble. Ha aportado su punto de vista, me ha guiando, pero siempre dejando que tomara mis propias decisiones.

Poco a poco el conjunto fue tomando forma. La idea y el concepto de la exposición se iban haciendo tangibles. Y así nació Hazme libre, la exposición en la que aporto mi visión sobre la infancia.

«Hazme libre» ha sido un trabajo instintivo 100%, nunca hubo ninguna intención tras esos clicks, sólo el seguir un impulso, una necesidad. Hoy, al ver el trabajo con perspectiva y distancia, me encuentro ante la documentación de mi forma de ver y sentir la infancia, tan intensa y emocional como yo.

Si te apetece acompañarme, el día 1 de marzo estaré encantada de abrazarte en la inauguración. Y si la distancia nos lo pone difícil, te mando un abrazo que llega volando allí donde estés.

Los 5 errores más comunes en las fotografías de Navidad y cómo evitarlos

Los 5 errores más comunes en las fotografías de Navidad y cómo evitarlos

Cada vez queda menos para las tan ansiadas Navidades. Adorada por unos y aborrecida por otros, lo que es cierto es que la Navidad es una época del año que se pasa en familia.

Y es por esto que puede ser un gran momento para crear muchos recuerdos, de esos que perduran en el tiempo y que, claro, queremos inmortalizar.

Por eso hoy quiero hacerte un pequeño resumen de algunos errores que debemos evitar cometer en estos saraos a la hora de hacer fotos.

1: Querer abarcarlo todo en una sola foto

Queremos meter tanta información en una sola instantánea, que al final allí no se entiende nada. Los niños corriendo alrededor de la mesa, uno de ellos lleva una gamba de la mano, la abuela besuqueando al nieto, el pequeñajo que gatea a punto de tirar el mantel, la suegra diciéndote que te eches un poco más en el plato y tu primo el del pueblo, que ya va un poco pasado con el vino, contando chistes subidos de tono.

Cómo evitarlo: busca escenas sencillas y céntrate en ellas. Es complicado crear composiciones que funcionen con muchas personas y acciones diferentes. Es preferible que cuentes la historia en varias fotografías a que quieras representar todo en una y al final no se comprenda.

2: Usar flash

Ya tienes que estar cansada de leerme lo del flash, ¿a que sí? Venga, pues apágalo de una vez, mujer. De verdad que tus fotos se van a ver mucho más mejor 😛

Nuestra cámara está acostumbrada a activar el flash cuando cree que la cantidad de luz es insuficiente. Pero lo mejor es que el criterio le pongas tú. En muchas ocasiones, y aunque tampoco es la mejor iluminación, nos servirá con la luz disponible. Además crearemos imágenes mucho más interesantes visualmente.

Cómo evitarlo: no tengas miedo a tirar de ISOS altos, te prometo que la cámara no va a explotar. El grano en las fotos también tiene su encanto, y en cualquier caso es más estético que un flashazo en toda la cara de la tía Dulia, creéme.

3: Querer que todo el mundo salga mirando a la cámara

Fotografía documental. Métete este concepto en tu cerebro. Olvídate de sonrisas falsas y caras estáticas que miran a la cámara.

Pretender que todo el mundo te preste atención y salga mirando a la cámara es misión imposible y además queda antinatural.

Cómo evitarlo: haz de reportera por un día, saca tu lado aventurero e intenta pasar desapercibida. Busca las mejores ubicaciones y retrata sin ser vista. Los resultados te sorprenderán, ¡ya lo verás!

4: Que no salgas tú

Error típico donde los haya. Quien hace las fotos nunca sale en ellas. Tú te pasas el día con la cámara en mano y nadie se da cuenta de que tú también deberías aparecer también en las fotografías.

Cómo evitarlo: llévate un trípode, seguro que encontráis algún momento en el que podáis haceros fotos de grupo divertidas. También puedes colarte en las composiciones más naturales a modo de espontánea, ¡házlo divertido!

5: Querer fotografiarlo todo

Relájate y disfruta. No pasa nada si no sale ese espumillón tan reluciente que habéis puesto de adorno y que queda tan elegante, o se te escapa el instante en el que alguien se tira la copa por encima. A veces es mejor dejar descansar la cámara y disfrutar del momento.

Cómo evitarlo: disfruta de tu familia, canta, come turrón, abraza a todo el mundo tantas veces como sea posible y sí, saca varias fotografías pero después, simplemente, pásalo genial. Al fin y al cabo, el sentido de estas fiestas es pasar tiempo todos juntos. No comentas el error de estar todo el rato tras la cámara porque lo realmente importante está al otro lado.

 

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Cuéntame qué necesitas.