
De viajes en tren y otras historias
Llevo más de tres años viajando a Madrid. Al principio lo hacía en avión, pero me cansé de su poca puntualidad, cancelaciones y retrasos excesivos. Por no hablar de los vientos a la hora de aterrizar y esas cosas más relacionadas con nuestros propios miedos.
Así que me pasé al tren. Es cómodo, no demasiado rápido, pero me gusta el tiempo sin hacer nada que me proporciona. Dejar la mente en blanco y disfrutar de que nadie requiera tu atención, es simplemente maravilloso. Tú me entiendes 😛
En estos años, la verdad es que no me han sucedido muchas cosas negativas con el tren y, en la mayoría de los casos, siempre llega puntual o dentro de la razonable. Pero cuando te encuentras con retrasos, trasbordos a un autobús y demás menesteres, la cosa cambia. Y mucho.
Mi regreso del domingo desde Madrid fue un poco accidentado y, aunque traté de no perder la sonrisa, lo cierto es que estaba cansada y con muchas ganas de llegar a casa y abrazar al señor bajito.
Así que tras 2 horas más de viaje, que incluye una hora de espera en la estación, sin saber si el tren salía o no, un trasbordo anunciado a las puertas de Palencia a un autobús que nos llevaría a casa, y una parada de la Guardia Civil en medio de la autovía… conseguí llegar a mi ciudad y pisar el suelo de mi casa querida. Estuve a estas de besarlo.
Pero esto sólo es el tránsito, el ir de un sitio para otro, porque el viaje de verdad, la estancia en Madrid, también ha dejado cosas muy buenas. Muchas fotos para Emei Baby, muchos abrazos de esos que siempre está una deseando dar y recibir, y muchas risas y conversaciones con gente maravillosa.
Sesión fotográfica para Emei Baby
Este viaje estaba dedicado por completo a esta marca de mochilas portabebés y fulares. Ya llevo más de un año colaborando con ellos y tengo que decir que es uno de mis trabajos favoritos. Sobre todo porque me permite estar codo con codo con Elena, y formar equipo con ella es increíble. Quienes tienen la suerte de trabajar a su lado lo saben.
Una sesión de tarde con 4 fulares con un estampado precioso y un paseo por ya casi mi segunda casa: Alcorcón. Los cambios de ropa, los detalles de los accesorios y Jorge, pusieron la guinda a esta sesión.
Una fiesta Emei
El sábado lo pasamos en el Embalse de Valmayor. Un entorno muy bonito con muchas familias deseando saber más sobre esta mochila. Sorteos, talleres, paseo y muchos globos, hicieron de la mañana calurosa un rato divertido.
Pronto te enseño más fotos del evento, pero por ahora te dejo estas pocas.
Paseo por El Escorial
No lo conocía, estábamos cerquita y Elena y familia me llevaron de paseo por este pueblo Madrileño. De él me llevé un libro precioso de «Alicia en el país de las Maravillas» y la cara a cuadros cuando nos cobraron 4€ por un helado (tenía que decírtelo). El Escorial, precioso, eso sí.
Encuentros que enriquecen la mente y el alma
Cuando te gusta lo que haces, no importa la cantidad de trabajo que tienes (que no te permite aprovechar más los lugares, las visitas y tu faceta de “turista”) ni los quebraderos de cabeza que te dan los altercados con el transporte. Todo se disipa y se convierte en mera anécdota cuando ves caras conocidas.
Reencontrarse con amigas siempre mola mucho. Y Madrid es una ciudad que me regala muchos encuentros de este tipo. Hay que buscar más momentos de estos, me refiero a obligarnos a reservar trocitos de nuestra agenda para encontrarnos con personas que alimentan a la mente y al alma, que te suben el ánimo y que, por mucho curro que hayas tenido, todavía te provocan ganas de sacar la cámara y seguir fotografiando. Estás conmigo, ¿verdad? Te dejo una pequeña muestra.
Así que espero que ya tengas entre tus manos un rotulador y la agenda, y estés pasando las hojas para ver qué huecos tienes donde podrías hacer una quedada, organizar una reunión de amigos o cualquier cosa que suponga tener delante a las personas que más nos nutren. Y, por supuesto, siempre cámara en mano.
Una cosa más, por si no te lo he dicho antes: gracias por enriquecer el alma de este blog ♥