Quiero aprender a hacer mejores fotos a mi hijo

Quiero aprender a hacer mejores fotos a mi hijo

Esas fueron las palabras que busqué en Internet cuando empecé en esto de la fotografía.

Las escribí así, a piñón, formulando mi deseo, porque eso era lo que quería conseguir por encima de todo. Mejores fotos de mi hijo. La cámara para mí era sólo una herramienta, el medio para conseguir el fin. Quiero hacerle fotos bonitas al Señor Bajito (muy muy bajito por aquel entonces), señor Google, ¿me entiende usted? Deme la respuesta, oh, gran pozo de sabiduría.

Veía fotos preciosas por Internet, y eso que aún no existían ni Pinterest ni Instagram, y yo sólo quería conseguir aquello para mí, para él cuando fuese mayor. Porque, entre otras cosas, sabía que tenía una buena herramienta y, por supuesto un buen modelo de cámara, así que me fastidiaba un montón no tener un resultado final decente.

Pero el resultado final no lo es todo.

Siempre enfocada en mi empeño de conseguir algo mejor, algo digno, me puse a la búsqueda de información que pudiese asimilar con facilidad. Desde entonces la cantidad de blogs y canales de YouTube que nos muestran cómo hacer mejores fotos, ha aumentado una barbaridad. Ahora hay mucho material bueno y fácil de digerir, por aquel entonces la cosa estaba más complicada, pero empezaban a despuntar varias páginas interesantes.

Pero entendí que el resultado final no era lo más importante, ni lo que más me iba a motivar para seguir aprendiendo o seguir haciendo fotos. De hecho, me di cuenta de que no era una buena motivación. Porque a lo largo de mi vida había buscado siempre aprender algo para hacerlo bien, perfecto, o al menos de la mejor manera posible. Y este anhelo tan obstinado siempre me había causado mucha ansiedad y pocas satisfacciones. No te puedes exigir tanto sin evitar quemarte.

Así que decidí dejarme llevar, relajarme y ver hasta dónde me llevaba todo aquello de aprender fotografía, pero sin forzarme. Y pronto experimenté el cambio. Ya no me agobiaba por no llegar a lo que quería, lejos de eso, me encantaba estar detrás de la cámara registrando todo lo que veía.

Al principio las fotos no eran gran cosa, pero la motivación era muy grande y, sobre todo, disfrutaba tanto que mejoré, como suele decirse, sin prisa pero sin pausa, sin agobios y pasando buenos ratos durante el proceso.

Esto es para ti, mamá.

Cuando una se convierte en madre es fácil que pierda el rumbo, especialmente durante los primeros meses de la maternidad. Tu mente y tu cuerpo están sólo disponibles para esa personita que acabas de parir y con la que sientes la mayor de las conexiones. Pero cuando poco a poco tu cuerpo y tu mente te piden mirar más allá, puede que te des cuenta de que no sabes muy bien qué hacer, cómo recuperar tu propio espacio. Y por supuesto la sociedad no nos ayuda a encontrarlo.

En mi caso, y me consta que le ocurre a otras madres, la fotografía ha sido la válvula de escape. Pero no sólo eso. Ha sido y es una forma diferente de relacionarme con mi hijo, una manera de estar juntos, de mostrarle el mundo de una forma diferente.

Y, sobre todo, es un medio que me ayudó a crear mi espacio, algo mío, algo para mí. Para recuperar eso que se había perdido.

Mejor en compañía.

¿A quién no le gusta sentirse arropado, que le animen y le respalden? En especial cuando tienes algo emocionante entre manos, el impulso de compartirlo con otras personas que comprenden por lo que estás pasando es difícil de dominar. ¡Quieres contárselo a todos! Quieres hablar a todas horas de lo que estás aprendiendo. Necesitas mostrárselo a más gente.

Por eso en mis inicios busqué grupos para poder preguntar y seguir aprendiendo con otras mamás como yo. Y me he dado cuenta de que es lo que más poder tiene. El apoyo de personas con unos intereses similares a los tuyos y el sentirte comprendida es otro de los grandes regalos que me ha dado la fotografía.

Fotografía desde cero: aquí comienza tu propio viaje (y continúa el mío).

Como sabes, mi vida y la fotografía comparten ahora una misma ruta. Ya no se pueden separar. Son las mejores compañeras de viaje. Porque todo lo que recogí durante el proceso de aprendizaje, mi experiencia personal, lo he ido plasmando en los cursos que imparto. Y en unas semanas daré inicio a una nueva edición del curso básico, donde la magia empieza: Fotografía desde cero.

Si estás a punto de escribir en tu buscador «cursos sobre cómo hacer mejores fotos a mis hijos«, ¡me alegra que hayas llegado hasta aquí! Porque si te apetece aprender y no sabes muy bien cómo empezar, puedo ayudarte.

Quiero que tú te sientas acompañada y guiada en este camino que yo comencé sola, y por eso te invito a una clase GRATUITA que impartiré el próximo martes 24. Es ONLINE, así que puedes atender desde cualquier parte del mundo. Y si no puedes asistir en directo, te mandaré la grabación para que la veas más tarde. Para mí sería un honor que te iniciaras en la fotografía de mi mano.

Juntas conseguiremos que alcances tu deseo de mejorar tus fotos, que recuperes tu tiempo y tu espacio y, por encima de todo, que disfrutes de todo el proceso.

Porque de toda la historia que te he contado, lo importante fue, sin duda el viaje que me llevó adonde estoy ahora. El viaje, no el destino. Puesto que durante el camino viví experiencias que me hicieron una persona distinta, momentos únicos que (¡por fin!) conseguí plasmar en mis fotografías. Y aunque he terminado teniendo un profundo conocimiento de la fotografía y he alcanzado el objetivo que dio inicio a la aventura, tengo la convicción de que lo realmente valioso, la mayor de las enseñanzas, es esta: aprender fotografía desde cero ha sido un viaje largo y hermoso.

¡Y el viaje continúa!

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