
¿Me dejas contar tu historia?
Tu historia es apasionante y yo quiero contarla.
Cada vez me gusta más el storytelling. Tere (que forma parte de mi equipo desde hace ya dos meses) y yo, lo hablamos a menudo. A las dos nos encanta.
¿Qué es el storytelling? Dicho de forma sencilla, es contar historias. Y es una técnica que se utiliza en muchos ámbitos profesionales para conectar con la persona que está recibiendo esa historia (el cliente).
Las letras pueden ser la herramienta más obvia para contar una historia, pero yo siempre prefiero las fotos. Son mi medio de expresión y el lenguaje con el que me siento más cómoda.
Y si tengo que elegir el escenario de lo que voy a narrar, prefiero que éste sea tu casa. Es allí donde de verdad sucede todo, donde vosotros estáis más cómodos y donde la que está fuera de lugar soy yo. Así que me adapto, observo y disparo. Es cuando comienza el «Érase una vez…»
Así empieza todo
Las historias surgen constantemente en todas partes. Si tu sesión se hace en exterior, también habrá una historia bien bonita para narrar. Pero lo cierto es que si las fotos tienen lugar en vuestro hogar, es mucho más probable que los niños entren rápido en el juego.
Porque se trata de eso, de convertirlo en juego, algo entretenido, divertido y relajante que todos los protagonistas podamos disfrutar.
Cuando estamos tranquilos en nuestro entorno, nos relajamos y sacamos todo lo bueno que hay en nosotros: nos relacionamos de forma natural, nuestros sentimientos afloran, dejamos ver los rasgos genuinos de nuestra personalidad.
Surge la magia, comienzan a aparecer historias por cada rincón. Tan sólo hay que permanecer con los ojos bien abiertos para percibir los fragmentos de la historia que se está fraguando.
Y entonces comenzar a narrar lo dulce que es la espera.
Un capítulo que trata sobre la complicidad.
O de cómo la imaginación y el arte corren por las venas de tu familia.
Es habitual encontrarme con gente que piensa que les vas a hacer posar en las sesiones fotográficas y que los niños no van a querer participar, que ellos se van a encontrar incómodos y que van a salir feos o con gestos forzados.
Pero mi intención siempre es que disfrutéis todos por igual. No se trata sólo de tener un recuerdo a través de las fotos, sino de recordar la experiencia que es hacéroslas.
Por eso, el final que más me gusta es este: Estar revisando las fotografías de la última sesión, y recibir un whatsapp en el que leo «Rebeca Hola!! Ayer Lucía cuando se levantó me preguntó si hoy también venía Rebeca… XD XD XD Se lo pasó pipa! Es genial que guarde ese buen recuerdo…».
¿Se puede pedir más? Que una niña exprese así de fácil lo que quiero conseguir con mi trabajo, es decir, que sea tan divertido que queráis repetir. Este es el mejor de los colofones.
Esta es la historia de María y Lucía, y de cómo me gusta que se desarrollen las sesiones. Espero que te haya gustado.
Ya estoy lista para seguir narrando, para la siguiente sesión y para continuar con el juego. ¡Hay tantas cosas que contar! ¿Jugamos?