Sumergidas de lleno en la era digital, nuestras casas se aligeran de libros, de agendas, de fotos, y en definitiva, de todo lo que tiene que ver con el papel. Marie Kondo estará encantada.

Pero yo soy una gran defensora de este material tangible, con textura, olor y vida propia. Así que hoy te quiero contar algunas de las razones por las que, para mí, es imprescindible imprimir nuestras fotografías.

Evitar lo inevitable

Esta es la razón más grande y poderosa: no perder nuestros recuerdos.

Porque las hay que son más románticas, pero otras, son puramente necesarias, un seguro de vida de tus recuerdos.

No me canso de decirlo, y es que es así. Nadie nos puede garantizar la continuidad del formato digital. Al menos no tal y como lo conocemos hoy. Es un hecho. Y si no, fíjate lo que le pasó al VHS, o a los cassettes. Extinguidos, caput.

Imagina que dentro de unos años, la evolución hace que tampoco podamos visualizar nuestros archivos, ¿qué hacemos? Pues sencillamente perder todos los recuerdos de nuestra vida en familia. A mi esta obsesión es la que me hace crear álbumes cada año.

Y creo menos de los que debería, porque los algunas vacaciones las tengo solo en versión digital. Pero siempre cuelo alguna en el álbum anual, para recordar dónde fuimos.

No volver a verlas jamás

La razón anterior es de mucho peso, y diría que esta, estaría dentro de la anterior. Porque si no las ves, es como si no existieran.

Y es que si nos ponemos a pensar en las fotografías de hace 10, 15 años, ¿somos capaces de encontrarlas? ¿Sabemos dónde están? No sé, quizá tú sí las tengas localizadas, y bien archivadas. Pero yo no.

Porque es así, los discos duros se llenan, se cambian, ¡se rompen! Y si pasa algo de esto, adios a los recuerdos, a las miles de fotografías guardadas. Ahora solo podrás hacer uso de tu memoria, porque las fotos ya no van a volver.

Siento el drama, pero es que realmente me parece tremendo delegar todos nuestros momentos a una máquina, sabiendo que en algún momento va a fallar.

Hoy en día, lo más seguro es la nube. Pero no es nuestra, no tenemos un control sobre estas empresas, así que también puede terminarse, y con ellas, todas nuestras fotos.

Cantidad vs calidad

Las cámaras digitales nos han dado una libertad increíble. Es maravilloso poder irte de viaje sin límite de fotos, sin comprar carretes e ir contando las fotos que haces. Es una gran ventaja del sistema, desde luego.

La parte no tan buena: que tenemos miles y miles de fotografías almacenadas, que entre tú y yo, son unas iguales que las otras, y que su calidad es bastante dudosa.

Tener tantas fotos nos es algo bueno en realidad. Dificulta verlas.

Porque, piensa en ese momento en el que llegas a casa de tus amigos que han vuelto de un viaje estupendo por Cancún, y tú sólo quieres levantarte del sofá y dejar de ver fotos y fotos en una pantalla.

Imprimir nos permite seleccionar nuestros mejores momentos y recuerdos. Ordenarlas y archivarlas. Mucho más fácil, bonito, cómodo y rápido. Sentarnos 20 minutos en el sofá y ver las 50 mejores fotografías del viaje a Cancún, ¿no te parece?

Decorar con fotos

Sentarse a ver fotos es un momentazo. Pero, ¿qué me dices de la posibilidad de verlas solo con posar la mirada en una pared o un mueble?

Poder tener tus recuerdos vivos y presentes, y que formen parte de tu hogar es uno de los grandes beneficios de imprimir nuestras fotografías.

Seguramente esta es la parte que más aplicamos: alguna ampliación de nuestra boda y alguna de nuestros retoños.

Las paredes se llenan de vida y hay verdaderas maravillas para inspirarte y decorar con tus recuerdos.

La experiencia

He dejado la parte romántica para el final. Pero es mi razón favorita sin duda.

Ver las fotos en una pantalla no tiene ni punto de comparación con poder tocarlas e incluso olerlas. Las fotografías impresas toman una nueva dimensión, y consiguen que nuestros sentidos del tacto y el olfato también se pongan en funcionamiento. La experiencia es mucho más rica, más completa. Solo de esta forma podemos llegar a revivir nuestros recuerdos de una forma tan especial y única.

No me malinterpretes, la pantalla está muy bien en algunas ocasiones. Por ejemplo, cuando estamos lejos de la familia, y podemos enviarles fotos en segundos.

Pero estoy segura de que a la abuela, que está a 500 km de distancia, la hará una ilusión enorme recibir un paquete bonito lleno de las fotos de sus nietos, aunque tarden un poco más en llegar.

 

Estas son las razones que suelo dar cuando alguien me pide una sesión sin nada impreso. Me da un dolor de corazón increíble, especialmente porque en ese momento estáis invirtiendo un dinero, y el hecho de pensar que todo eso puede desaparecer, me aterra. Lo digital es intangible y perecedero. El papel perdura en el tiempo, y además ocupa un lugar, un lugar especial en tu hogar.

Y si tú también quieres tu sesión de fotos, no dudes en contarme tus ideas, dudas o cualquier cosa que quieras compartir escribiéndome en el siguiente formulario. ¡Os estoy esperando a ti y a tu familia!

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