Para este año me he pedido, entre otras cosas, salir más a la naturaleza. En forma de bocata y manta, a caminar, reír y respirar aire de ese que te recarga las pilas para toda la semana. Y me lo he pedido con amigas, que siempre ayuda tener buena compañía y reír en grupo. Son actividades ideales para hacer en familia, compartir con los más pequeños y llegar a casa escuchando a tu hijo en el coche que le ha encantado compartir contigo ese día, mientras disfrutaba como loco con sus amigos.
Y así hemos empezado abril en esta casa.
Caminar cansa, a los mayores y a los pequeños. Pero tiene algo mágico cuando lo haces por paisajes como el de los collados del Asón. Conectar con la naturaleza, con el camino y con tu propio cuerpo mientras se esfuerza por subir, bajar, y no perder el equilibrio, es un ejercicio apto para todas las edades, y muy deseable en algunas como la nuestra.
Este rincón de Cantabria nos hizo de telón de fondo para disfrutar este pasado sábado. Y aunque el tiempo no prometía respetarnos, no nos fue tan mal.
Destino: los collados del Asón.
Para llegar, elegimos el camino que pasa por la Cavada, sube el puerto de Alisas, y te lleva directo a Arredondo, y de allí, al valle del Asón. Sólo el camino hasta llegar allí, ya merece la pena.
Es una zona con muchas posibilidades. Si estás por Cantabria de visita, y no quieres invertir un día completo en hacer una ruta, puedes acercarte en coche y disfrutar del paisaje, parar en algunos puntos de interés de los que te hablaré más tarde, y conocer la zona. De verdad merece mucho la pena.
En ruta: datos de interés.
Edades de los niños:
Los protagonistas del día fueron los peques, no podía ser de otra forma. Entre 5 y 9 años, hicieron la ruta bastante bien, aunque para la peque del grupo hubo momentos duros que hizo con su padre a los hombros. Pero en general creo que es bastante asequible a partir de esta edad.
El clima:
Iniciamos la ruta con sol, pero con un viento muy frío. Las montañas más altas tenían nieve, y se notaba. Nosotros hemos realizado esta ruta un 6 de abril. La primavera está recién entrada y venimos de unos días con bajada de temperaturas y bastantes lluvias. Lo mejor, como siempre en la montaña, es llevar ropa de abrigo y agua.
Al final de la ruta nos granizó.
El camino:
La primera parte transcurre por pista. A mí, personalmente, no me gusta nada andar por este tipo de camino. Pero más tarde disfrutamos de camino por prados y senderos de montaña. Muchos más divertidos 😀
Hay cierto desnivel que salvar a lo largo de la ruta, pero no se hace demasiado pesado. Lo peor para mí, como he dicho antes, es el tramo de la pista, que además es prácticamente entero en cuesta.
Dependiendo de la época, encontrarás más o menos agua a lo largo del recorrido. en nuestro caso hemos tenido que cruzar varias veces el río, ya que se colaba en partes del camino por el deshielo. Aunque tampoco hemos encontrado cantidades muy grandes de agua.
También vimos nieve. Especialmente en la zona más alta. El último kilómetro aproximadamente hasta llegar al cañón, tenía bastante cantidad. Nada impracticable. Pero en épocas de más nieve no te recomiendo ir, especialmente con niños.
Tiempo invertido:
Nosotros comenzamos a caminar a las 11:30. Paramos a comer a las 14, y en ese espacio de tiempo anduvimos 4 kilómetros solamente XD
Parábamos cada dos por tres. A observar, a saltar, a escalar…
Es una pena, porque los mejores sitios para parar a comer están al principio de la ruta. Y los peques querían quedarse en ellos.
Después de la comida acabamos de subir hasta el cañón. Este tramo fue precioso. El camino cada vez tenía más nieve. La subida entre rocas, y un pequeño bosque, hacen de ese tramo algo muy especial.
No recuerdo a qué hora llegamos al cañón. Pero decidimos bajar por el mismo sitio, ya que venían nubes con muy mala pinta y estábamos bastante altos. Pero al llegar a él puedes continuar y hacer el descenso por otro camino.
Llegamos al aparcamiento a las 18:30 aproximadamente.
Recomendaciones
Si puedes, te recomiendo que lleves en la mochila una manta para el suelo. Nosotros tenemos una que no cala y es ideal para estas zonas donde suele haber mucha humedad. Como al avanzar no vas a encontrar zonas muy buenas para comer, puedes ponerte en cualquier lado con ella.
No te olvides de llevar abrigo. Gorro, algo para el cuello y guantes. Ocupan poco y si sale frio, lo vas a agradecer eternamente.
El chubasquero es otro imprescindible. No pesa y te salva si llueve.
Botas de montaña. Si vas en verano, igual no son tan necesarias. Pero el resto de las estaciones son muy húmedas, y el camino tiene varias zonas de agua. Los pies de los que iban en playeras, se calaron 😉
Ropa de cambio para todos. Para los pequeños estamos acostumbrados a llevarla, pero para nosotros no es menos necesaria. Si te mojas vas a estar muy incómoda. Así que lleva cambio de ropa, calcetines y calzado especialmente. En el coche no pesa y lo vas a agradecer.
Bastones o palos. En esta ruta los he agradecido especialmente. Hay una zona de subida (o bajada) con bastantes rocas, y estos te ayudan con la estabilidad. También te ayudan a cruzar el río.
Imprescindibles.
Antes te conté que era una zona preciosa para visitar, aunque no hagas rutas por la montaña. Si vienes de vacaciones a Cantabria, es una zona muy a tener en cuenta.
Mis favoritos:
El mirador del puerto de Alisas. Tiene unas vistas espectaculares. A la derecha ves el mar y Santander. Si miras a la izquierda, el interior de Cantabria a tus pies. Un contraste brutal. No dejes de parar.
No tengo fotos porque nosotros paramos a la vuelta y yo ya estaba muerta de frio.
El mirador del Asón. En este mirador puedes deleitarte con la cascada de unos 70 m donde nace el río Asón.
Me han dicho que…
No he estado aún, pero tras subir a lo alto del Asón, puedes continuar por la carretera hasta la zona del río Gándara. Puedes disfrutar de comer en el área recreativa y de todo lo que puedes encontrar allí, a parte de su paisaje. Lo tengo en mi lista de pendientes. Aquí te dejo un link con algo más de información.
Espero que hayas disfrutado del pequeño viaje visual, y que si te animas a hacer la ruta, o a pasar por la zona, me lo cuentes. Estoy segura de que te va a encantar.
El primer cierre del año se hace en junio. Termina el cole, empieza el verano y aunque de momento una no se va de vacaciones, el trabajo de los cursos se relaja y empieza la puesta a punto para septiembre. Ahora es el momento de ponernos las pilas de puertas a dentro y de trabajar en todo lo que vendrá a partir del siguiente período, que espero que sea mucho y que te encante.
Y cómo no, también nos despedimos del curso escolar del Señor Bajito. Ha sido un año raro, la verdad. Su balance no es demasiado positivo, pero tenemos muchas esperanzas puestas en el siguiente. Además, hemos creado lazos con nuevos compañeros, hemos disfrutado de ellos un montón y ahora nos toca despedirnos hasta septiembre. Que para mí está ahí mismo, pero para él, es un pedazo importante de tiempo.
Y qué mejor forma de decir hasta luego, que yendo a un albergue para convivir juntos un par de días. Y allá que nos fuimos, al Albergue Juvenil San Vicente del Monte (Cantabria).
Nuestro fin de semana en el albergue
La verdad es que no tengo muchas fotos de estos días. La idea era hacer más, pero al final, si me pasaba el día fotografiando al grupo, no dejaba al Señor Bajito disfrutar a su manera con sus colegas. Así que me mantuve al margen y de paso yo disfruté de los míos 😀
Eso sí, hicimos cosas la mar de divertidas:
Visitamos a Cari, que nos explicó cómo se desarrolla todo el proceso de la lana. Desde la recogida y tratamiento, pasando por el hilado y después por el telar. Me encantó conocer este rincón tan maravilloso que ha creado esta artesana. La luz, el olor y las sensaciones que evocan todo el cariño y los productos naturales son una maravilla. Además nos contó un montón de cosas muy interesantes sobre plantas, colores y teñidos de la lana. Muy recomendable si pasas por este pueblo precioso de Cantabria.
Por la noche les preparamos a los niños (y a los mayores) una discoteca genial. Con sus luces, humo y, por su puesto, los hits del verano (no podían faltar). Aunque también hubo mucho rock 😉
Las noches siempre son lo mejor en estos sitios. Los niños se lo pasan como nunca y los adultos dormimos más bien poco pero también nos echamos unas risas (y unos bailes).
Robarle unas horas al sueño menos merece la pena sólo por verles disfrutar.
Eso sí, a la mañana siguiente, nos levantamos todos con las pilas nuevas, listos para disfrutar de otro día, y nos fuimos a recoger ricos arándanos ecológicos en una finca muy cerca del albergue. Si pasas por la zona, acércate a visitarla. Además de recoger tus propios arándanos (están deliciosos), disfrutarás de un paisaje increíble.
Y para terminar las jornadas, un chapuzón en el río. ¿Hay algo más refrescante que esto? Que estos días el calor a llegado también a nuestra tierra y sólo pensamos en mantenernos a remojo el mayor tiempo posible.
Y así termina nuestra temporada de cole 16/17. Por mi parte, contarte que estoy preparando una clase especial para este verano, que te va a servir de mucha ayuda para sacar fotos con este solazo y en horas complicadas. Así que, si no te quieres perder la información en cuanto esté disponible, apúntate a la lista de espera. Te va a gustar, te lo aseguro 😀
Por mi parte, me despido hasta el próximo martes porque, como digo, de momento la menda no tiene vacaciones.
Nos vemos por aquí. Y avísame si vienes por mi tierra y quieres un recuerdo precioso de tu estancia aquí. Me encantará conocerte a ti y a tu familia.
El tiempo es impredecible. Nunca sabes lo que va a ocurrir, en qué momento el universo va a decidir que tu vida debe cambiar. Un día, en un instante, considera que el asunto está muy monótono, que basta ya de tanto aburrimiento y de no saber qué es lo que de verdad te gusta, así que coge el tablero y le da un giro de 180º. ¡Zas! Y ahí estás tú, un poco mareada por tanto movimiento y el exceso de ilusión: con tus expectativas renovadas (porque las de antes ya no sirven), con más perspectiva (como si cerraras el diafragma y llegaras a ver más y más lejos) y trazando una nueva ruta para alcanzar otros objetivos.
Son momentos memorables que no quieres olvidar por nada del mundo.
Hace unos días se cumplieron 2 años de uno de esos momentos.
Todo empezó de forma inocente. Hay palabras que se las lleva el viento (adiós, adiós palabras huecas) y otras que dan en el clavo y desencadenan toda clase de sucesos mágicos. ¡Cuidado con lo que decís y a quién! Podéis acabar en Irlanda, por lo menos.
Ábrete sésamo y otras palabras que abren puertas.
Un día se me ocurrió decirle a Ana (a quien conocía de un par de encuentros de mis viajes a Madrid) una gran verdad: «¡Qué guapos son tus niños!». Y lo siguiente que recuerdo es un «Pues vente a fotografiarlos» y a los 5 minutos ya estaba haciendo las maletas para pasar con ella y su familia unos días en la ciudad que les acogió durante un tiempo. ¡Así son las cosas con Ana! y a mí no me lo tienen que pedir dos veces, claro. Rumbo a Dublín se ha dicho; pues allá que voy.
Y tan contenta. ¿Por qué? Arrímate a la pantalla, que te voy a contar un secreto. Tengo 2 grandes anhelos a nivel fotográfico, que siempre (cada segundo de mi vida) quiero hacer realidad:
Poder realizar fotos de partos. Sí, futura mamá, sería un sueño inmortalizar para ti ese momento.
Viajar mientras hago fotos. Para mí, la fusión perfecta entre ocio y trabajo.
Uno lo cumplo con mucha asiduidad, porque no paro de moverme para realizar sesiones fotográficas, pero no me había hecho salir del país hasta entonces. El otro espero que no tarde en llegar, y ahí lo dejo, para quien lo quiera recoger 😉
Pero Ana me dio la posibilidad de cumplir mi SUEÑO, así en grande: viajar haciendo fotos. Y así este viaje se convirtió en mucho más que eso. Fue la puerta a grandes cosas y, entre ellas, la amistad que desde entonces nos une.
Si me sigues hace tiempo, habrás tenido ocasión de ver estas fotos, pero estoy segura de que te encantará recordarlas. Si llevas poco tiempo por aquí, te invito a que te des una vuelta por Dublín con esta preciosa familia Canaria.
Una sesión fotográfica muy especial.
En realidad, no podría decir que fuese una sesión. Más bien fue una EXPERIENCIA hecha fotografía. Fueron 4 días en su casa, con su familia, visitando Dublín y alrededores. Pero para terminar de colmarme de felicidad, además de todo esto, estuve acompañada de mi hijo. ¡Creo que no se puede pedir más! Sé que tú me entiendes.
Visitamos castillos, playas, parques impresionantes. Nos despertamos juntos, jugamos, comimos, reímos… Cada vez que me paseo por sus fotos, no puedo dejar de pensar que esto es lo que realmente quiero hacer: contar historias en imágenes.
Tengo la seguridad de que además, las fotos de Ana y su familia, ganarán mucho valor con el tiempo. Todas lo hacen, pero éstas más. De esta forma, su paso por este país quedará en sus memorias para siempre, y gracias a las fotos, podrán volver a esos momentos mágicos una y otra vez. Porque a mí me gusta jugar con ese niño travieso llamado Tiempo y, entre tú y yo, me encanta ganarle la partida a través de mis fotos.
Hemos pasado ya el ecuador de Mayo así que ha llegado el momento de planificar la agenda para las semanas que vienen y, entre tú y yo, junio se presenta cargado de trabajo, viajes y encuentros maravillosos.
Así que si tienes en mente hacer tu sesión de fotos en los próximos meses, te recomiendo que no dejes para más tarde la reserva porque la agenda empieza a estar muy apretada.
En el post de hoy te traigo noticias frescas. Aquí va la primera: si vives en Tomelloso o Madrid, en unas semanas estaré de tour por estas ciudades. ¿Quieres más información? Pues sigue leyendo 😉
Junio está que arde.
Aunque durante los meses de verano me tomaré un descanso en cuanto a los cursos online, el trabajo continúa con las sesiones de fotos y otros talleres muy, muy especiales, y no quiero que pierdas la ocasión de participar en alguna de estas actividades si son de tu interés o de trabajar juntas si tienes la posibilidad, sólo porque no te haya llegado la información. Así que toma papel y lápiz, o acerca tu agenda para anotar todo aquello que pueda llamarte la atención. ¿Preparada? Empezamos.
Como sabes, me gusta moverme, viajar y conocer sitios nuevos. Los kilómetros nunca han sido un impedimento para realizar mi trabajo. Por eso voy a tener un mes movidito, con la cámara a cuestas, y con ganas infinitas de participar de estos planes impresionantes:
3/4/5 de junio, curso familiar en Tomelloso: estoy deseando que llegue el primer fin de semana de junio. Pasaré 3 días en Tomelloso con familias que están deseando aprender fotografía y, sobre todo, disfrutar de ella.
Un curso de un fin de semana en el que además conviviremos juntos y disfrutaremos de un entorno impresionante: Las Lagunas de Ruidera. Si eres de allí, no dejes pasar esta oportunidad, porque van a ser unos días bien chulos con tu familia. Las inscripciones están abiertas desde ayer y las plazas son muy limitadas. Reserva tu plaza (o inscríbete aquí) para pasar un fin de semana fotográfico en familia, rodeado de un entorno natural de los que dejan con la boca abierta.
La semana del 6 al 12 de junio la pasaré en Madrid. Aprovecharé para disfrutar con mi familia, pero también tengo trabajo (ya te contaré más adelante de qué se trata 😉 ) Y, por supuesto, si te apetece una sesión fotográfica de familia y estás en Madrid, es tu oportunidad. No dudes en contactar conmigo cuanto antes para reservar tu cita. Hay pocos huecos disponibles, así que reserva cuanto antes.
24/25/26 de junio, I Jornadas Fotográficas Coo 2016 de La Escuela de Mamá. El último fin de semana de este mes, lo pasaremos en grande. No puedo esperar a abrazar a las mujeres que se vienen a mi tierra a seguir aprendiendo conmigo. Mujeres que llevan ya mucho tiempo en la Comunidad Fotográfica que se ha ido formando a lo largo de estos años. Vamos a disfrutar de un fin de semana de risas, abrazos, y claro está, muchas fotos. Ya lo estamos preparando todo y va a ser genial. Acampada, familia, fotos y por supuesto, muchas risas.
Así que, como ves, tengo un junio de los que me gustan: ajetreado, sin parar de viajar y muchas personas especiales para retratar el momento. El tuyo y también el mío, porque estos encuentros también me enriquecen como persona y fotógrafa, me recargan las pilas y me dejan la cabeza como un avispero de ideas. Espero generar material suficiente como para llenar de imágenes el espacio que hay de Suances a la luna.
Ya estoy de vuelta con una nueva recopilación de fotos de París. Si te has perdido la primera parte, puedes verla aquí.
Y que digo yo, que a París se le conoce por la ciudad del amor, del la luz… pero que también se le podía conocer por la ciudad de los candados. Puentes repletos de ellos (en el de esta foto no hay demasiados). Puestos llenos de candados a la venta, para que dejes tu huella en esta gran ciudad… candados, candados y más candados.
A parte de los candados, hoy te quiero enseñar la parte de París que me hizo emocionarme por primera vez.
Asomarme al Sena fue como una explosión para mis sentidos: el rio, sus multiples puentes, los preciosos edificios que lo acompañan en su recorrido. Ahora sí me sentía en PARÍS.
El día continuó por Notre Dame, maravillosa por fuera y por dentro. Y con un paseo por el Sena que nos permitió descansar de tanto caminar y volver a ver París desde una nueva y mágica perspectiva.
Y lo dejamos aquí por hoy, que aún quedan un montón de fotografías de este viaje, poco a poco, que así me dura más 🙂
Primer post de la nueva web, y del nuevo blog….¿Conseguiré actualizarlo con regularidad esta vez? No voy a prometer nada, por si acaso. Pero realmente me gustaría.
Y que mejor forma de estrenarnos, que con algunas de las fotos de mi viaje por París. Hay fotos para aburrir, así que lo mejor será divirlas en varios post, para que no te empaches.
Ha sido nuestro primer viaje familiar: abuelos, tios, primos… Aquí los 3 mini protagonistas de esta aventura parisina:
Nos hospedamos en una casa preciosa en Montmartre, una casa grande ubicada en una callecita con mucho encanto. Tanto, que ha sido uno de mis lugares favoritos de este viaje.
Era como un oasis de tranquilidad en una calle grande y principal.
Para movernos por la ciudad hemos utilizado mucho los pies (demasiado!) y también el metro. Allí es donde más cerca me he encontrado de la gente de París. Me hubiera gustado tener más tiempo para salirnos de las zonas más turísticas y atestadas de gente, pero en 3 días se hace imposible…
Tengo que decir que mis primeros pasos por la ciudad del amor me dejaron bastante fria… Demasiado grande, demasiado majestuoso…Bonito, sí, pero no me emocionaba demasiado.
Nuestros primeros pasos los dimos por los Campos Elíseos, La plaza de la Concordia, el jardín de las Tullerías y El Luvre. De todo ésto, me quedo con el jardín de las Tullerías, sin duda.
¿Te apetece ver mis sitios favoritos de París? Te prometo que pronto te traigo otro post con un montón de fotos más.
Ahora te toca a ti. ¿Conoces París? ¿Cuál es tu zona favorita? Me encantaría leerte en los comentarios.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies