¿Eres de las que tienen facilidad para ponerse a jugar? O de las que , como yo, ¿no se encuentran demasiado cómodas y se cansan enseguida?
En mi recorrido por la maternidad, he encontrado momentos para todo, claro. Pero en general, y especialmente hasta que mi hijo tuvo una edad en la que el juego se acercaba más a mis gustos, he tenido la sensación de que había perdido por completo las ganas y el interés por jugar.
Pero a la vez que me sucedía esto, era muy consciente de lo importante que es el juego para las criaturas. Me siento feliz de haber podido facilitar a mi hijo mucho tiempo para que jugase de forma libre, sin actividades dirigidas y que pudiera explorar aquellas cosas que nacieran de él mismo.
Pero la cuestión es que a las personas adultas, incluso a las que estamos un poco concienciadas de la importancia del juego, tenemos en nuestra cabeza un tiempo de caducidad para esta actividad. Al menos a mí me ocurre. Yo no siento (o sentía) que el juego fuese importante para mí. Así que el juego en peques sí, pero en adultos… ¡¡meh!!
Con el tiempo me he dado cuenta de que esto es una creencia errónea, pero ya no solo porque no crea que es importante, si no porque en realidad sí que me gusta jugar, ¡y mucho! Además, esto me conecta enormemente con mi infancia, y volver a ese lugar, aunque sea por un momento, es maravilloso.
Lo que ocurre es que cuando las actividades las realizamos las personas adultas, parece que tenemos que hacerlas más serias, o tienen que tener una implicación más allá de lo lúdico. Pero no. La música, el cine, el teatro, los deportes… poseen cualidades del juego.
Pero para empezar, ¿qué es el juego?
Cuando te pones a indagar en el tema del juego infantil, no encuentras una sola definición. Parece un concepto que tiene algo de abstracto, concretarlo es complejo.
Aunque es cierto que muchas personas expertas en la materia coinciden en algunos ítems.
Para compartirte algo parecido a una definición, me voy a quedar con la que nos propone Cristina Antoñanzas en su formación de Transformándonos.
Crsitina es una de las colaboradoras del reto de este año, y además de cedernos un regalo para el reto, nos hace un 50% de descuento en su formación (un lujazo, vamos).
Te dejo ahora con la definición que hace Cristina del juego:
“El juego libre es, además, la herramienta que tiene la infancia para expresar sus emociones, gestionar situaciones que le sobrepasan, comprender cómo es el mundo que le rodea, desarrollar su creatividad o utilizar estrategias.”
Pero, aunque el juego traiga como efecto colateral todas estas cosas, no se nos olvide que, sobre todo, tiene una función lúdica con la que se disfruta. Y que eso, en sí mismo, ya es importantísimo.
Y entonces… ¿Es la fotografía un juego?
Personalmente, cuando realizo fotos, ya sea por trabajo como por interés puramente personal, siento una sensación difícil de expresar con palabras. Hay algo dentro de mí que se mueve de otra forma, me llena de alegría, de emoción.
Leyendo a Cristina, me di cuenta de que, efectivamente, la fotografía es un juego, uno que me encanta, que me hace conectarme a mí misma y que consigue sacar todo eso que es capaz de sacar el juego.
Y por supuesto, lo que también es un juego, es el reto que organizo cada agosto. Un juego en el que tenemos espacio las personas mayores y también las personas más pequeñas.
Tiempo y espacio para jugar.
Muy probablemente, si estás aquí, es porque tú también disfrutas mucho de jugar con la fotografía. Así que sabes bien de lo que te hablo.
Y seguramente también compartas conmigo lo difícil que es encontrar espacio y tiempo para desarrollar este juego que tanto nos gusta. Hacer, sobre todo, de una forma consciente, de manera que podamos disfrutar al máximo de sacar y crear fotografías.
Así que hoy quiero compartirte cinco acciones que espero que te ayuden a desarrollar mejor el juego de fotografiar.
- Agenda un momento para tí. Qué menos que dedicarte un rato cada semana. Busca un tiempo que sea factible, y ponlo en la agenda. Comunícaselo a tu familia, así será más fácil que os organicéis y que se pueda respetar ese tiempo.
- Realiza algún proyecto. No hace falta que sea algo complicado, por ejemplo, marcarse realizar una fotografía cada semana. O si te lanzas, una cada día. Si quieres subir el nivel de dificultad, puedes elegir un tema sobre el que fotografiar: plantas, algún objeto como ventanas, o autorretratos. Para calentar, tienes el reto de agosto, que empieza en unas semanas y es genial, porque además lo harás en compañía de muchas otras personas.
- Inspiración por todas partes. A veces se hace complicado salir a hacer fotos. Pero podemos seguir alimentando el juego desde otras perspectivas. Inspirarnos es una de ellas, y está en todas partes. Películas, series, libros, música, cuadros, escenas cotidianas de nuestra vida… Cualquier cosa es susceptible de generar ideas nuevas, nueva forma de ver y por lo tanto, de fotografiar. Aprovecha esos momentos también y disfruta de ellos como lo que son: alimento para tus fotos.
- Sal sin cámara de vez en cuando. No sé tú, pero yo llevo muchos años con la cámara colgada, y a veces se necesita un respiro, mirar sin el objetivo delante, y disfrutar simplemente de lo que ves, de lo que tienes frente a tus ojos. A veces, la mejor foto es la que guardas en tu cerebro. Y aunque en muchas ocasiones he decidido no llevar cámara y me he arrepentido, me ha servido también para salir de atolladeros creativos y comenzar a ver otro tipo de cosas que antes no veía.
- Busca un espacio y grupo para compartir. Somos seres sociales, y necesitamos compartir. Tener un grupo de personas que, como tú, tienen la misma afición y disfrutan haciendo y hablando de fotografía, es también una experiencia maravillosa que muestra nuestro juego.
“El juego nos energiza y nos anima. Alivia nuestras cargas. Renueva nuestro sentido natural de optimismo y nos abre a nuevas posibilidades”.
Stuart Brown.
Pienso que necesitamos jugar más, conectar más con esa parte vital que no es solo para la infancia. Nosotras, las personas adultas, también lo necesitamos. Y necesitamos ver el juego de nuestras criaturas con nuevos ojos, disfrutando de ellas y acompañándolas.
Por eso te quiero invitar al reto de agosto. Este año girará en torno a las diferentes etapas vitales, y veremos cómo el juego está en cada una de ellas: desde pequeñitas hasta adultas.
No es necesario que tus criaturas se quieran unir para que puedas participar, pero si lo hacen, la experiencia será aún más completa.
Únete a nosotras este agosto y disfruta de un momento de juego para ti.
Te espero.