Se han dado dos factores, cual alineación de planetas, y de ahí ha nacido esta entrada.

De un lado, que en nada comenzamos una nueva edición del curso de iniciación a la fotografía, Fotografía desde cero, y estoy ya organizando todo. Son clases intensas, llenas de un montón de conceptos, y estoy tan metida en su preparación que ya tengo el espíritu de los maestros calado hasta los huesos.

Del otro, que por vuestros comentarios y mensajes, sé que a muchas los Reyes Magos os han traído cámaras nuevas pero que todavía no sabéis manejarlas del todo bien. También sé que muchas tenéis cámara desde hace tiempo, pero que la mantenéis dentro de algún cajón por miedo a que os explote entre las manos si tocáis algo que no debéis.

Se han juntado ambas vertientes y como resultado, he estado pensando en cómo podía ayudar con el tema de las nuevas cámaras y esa sensación de no saber por dónde empezar con ellas, y he llegado a la conclusión de que lo que más se suele preguntar y lo que más dolor de cabeza nos da al principio es el enfoque.

Así que aquí me planto yo con todos mis bártulos para hablarte de los distintos problemas que puedes tener a la hora de hacer tus fotos y que salgan bien enfocadas y cómo puedes hacer para que no te pase nunca jamás.

Y al final de la entrada, te desvelo el mayor de los secretos que hará que asimiles esta y otras lecciones. Empezamos.

La cámara o tú, ¿quién tiene las riendas?

La mayoría compramos una cámara réflex pensando que va a ser la solución a todos nuestros problemas, que nuestras fotos van a mejorar por el mero hecho de tener una cámara más grande, con más y mejores objetivos… Pero la realidad nos da en todo el morro cuando con esa súper cámara las fotos tampoco nos quedan bien, salen movidas, desenfocadas y no sabemos por qué. Bien, pues yo te lo voy a decir: las fotos no las hace la cámara, las haces tú 😉

No pasa nada, todas hemos pasado por eso, de verdad, y tiene solución. Eso es lo bueno y es en lo que te tienes que centrar.

En realidad, lo único que tienes que hacer es coger la sartén por el mango y tener el manual de la cámara cerca de ti, siempre. Verás qué pronto la cosa mejora.

Nunca más una foto desenfocada

El desenfoque se puede deber a varios factores, vamos a ir desgranando algunos que son sencillos de corregir.

  1. Los puntos de enfoque. ¿Sabes esos puntos que ves a través del visor superpuestos? Esos son los puntos de enfoque. El número varía mucho de unas cámaras a otras pero lo importante, como siempre, es optimizar lo que hay. Por defecto, la cámara está configurada para que se activen varios puntos cuando enfocas. Lo primero que tienes que hacer es configurarlo para que sólo enfoque con uno de esos puntos. ¿Cómo se hace? Esa respuesta la tendrás que buscar en el manual, porque varía mucho de una cámara a otra. Una vez que tienes configurado un sólo punto de enfoque, estás lista para decirle a la cámara dónde quieres enfocar. Ya nunca más la cámara enfocará donde le dé la gana, ¡bien!
  2. La distancia al sujeto u objeto enfocado. El enfoque varía según la distancia a la que te encuentres del sujeto u objeto que quieres enfocar, por eso es muy importante que esa distancia no cambie durante el enfoque. Cuando apretamos el obturador (botón de disparo) hasta la mitad, normalmente lo que sucede es que enfocamos. Después tenemos que apretar hasta el fondo, para hacer la foto. En ese intervalo, no podemos perder esa distancia (puede suceder porque el sujeto se mueva, o nos movamos nosotros ligeramente), porque de lo contrario, nuestra foto no saldrá bien enfocada.
  3. La velocidad de obturación. Muchas veces las fotos no es que salgan borrosas, es que salen movidas. Esto se debe a que la velocidad es insuficiente para lo que estás fotografiando. Para subir la velocidad tendrás que ver en tu manual (otra vez) cómo hacerlo. Aunque ya te adelanto que no siempre podrás hacerlo, o que tendrás que tocar otras cosas, para poder subir la velocidad. En todo esto profundizamos en «Fotografía desde cero«, porque necesitas conocer otros conceptos y cómo se relacionan unos con otros. Pero lo importante aquí, es que sepas que lo que falla es la velocidad, y no el enfoque. Por lo que en la mayoría de los casos en los que sucede esto, lo que necesitarás será más luz.

El secreto para aprender

Esto de enfocar, en principio, puede parecer una de las cosas más sencillas, pero casi siempre es lo que más quebraderos de cabeza da al principio. Aunque te animo a que continúes. Es algo muy mecánico, y  pillarle el punto es cuestión de practicar.

Pero si te da flojera esto de ejercitar hasta asimilar la técnica, te diré algo. Hay una clave que hará que todo vaya como la seda. Un truco infalible para no desesperar en cada intento y alcanzar el éxito. Atención, ha llegado la hora de desvelarte el misterio, lo que hará que nada de lo que te propongas se resista. Allá va.

El secreto para aprender está en disfrutar mucho e ir viendo aquello en lo que vamos fallando para ir corrigiendo. Cuando algo te resulta un rollo, se te vuelve pesado, interminable y acabas por dejarlo a un lado. En cambio, cuando te lo pasas pipa no hay nada que se interponga entre tú y tu meta.

Practica, comprueba qué sucede en la imagen final cuando aplicas lo que vas a aprendiendo, juega con las posibilidades hasta que lo comprendas, pero disfrútalo. Si un día te atascas, déjalo estar y vuelve en otro momento. Sin agobios, con una sonrisa en la cara, ¡no habrá quien te pare!

Y para ayudarte a disfrutar y que el proceso de aprendizaje no sea solitario y tedioso, acabo de abrir las puertas de una nueva edición de Fotografía desde cero. En ella te acompañaré durante 4 semanas, y juntas conseguiremos que por fin tus fotos estén a tu nivel.

Nos vemos dentro ♥

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