Ya hace casi un mes que el verano nos dejó, y aunque las temperaturas por aquí todavía son altas y nos permiten ir a la playa en algunos momentos, el sol ya no calienta de la misma forma. Los días son mucho más cortos, la rutina nos pone en realidad y el saborcito del verano se queda lejos.
Aunque siempre nos quedarán los recuerdos en la memoria, siempre es mejor tenerlos guardados en formato foto, por aquello de que la memoria algún día nos fallará.
Cuando una foto te permite volver a sentir, oler y reír de la misma forma, se produce magia.
La magia de la fotografía
Hace unos días, viendo fotos con el Señor Bajito, le preguntaba si al verlas era capaz de recordar todo lo que pasó alrededor de esa imagen. Si podía viajar en el tiempo con ella y recordar y revivir todo lo que pasó cuando hice click.
Me quedé un poco sorprendida cuando me dijo que sí. No sé por qué me asombró, la verdad. Si a mí me pasa, por qué no le iba a pasar a él. Quizás porque aún lo veo pequeño, aunque supongo que siempre lo veré así…
Pero sí, la fotografía tiene esa capacidad. Él se deleitaba viendo las fotos de nuestro viaje en familia a París, y disfrutaba recordando todo lo que vimos y lo bien que lo pasamos. Recordaba la casa en la que nos quedamos, y el espacio tan bonito que tenía hasta llegar a ella. Una especie de pasillo con puertas a otros hogares y espacios comunes llenos de vegetación que caracteriza tan bien a los franceses.
También recordamos lo cansado que estaba siempre de caminar por la calles de París, pero eso se lo recordé yo, no las fotos XD
¿No te parece un milagro? Que nos pasamos la vida queriendo parar el reloj, como buenas madres que somos, y resulta que tenemos una herramienta increíble para hacerlo. Para congelarlo y dejarlo así, quieto y sin moverse. A mí me fascina, y por mucho que haga fotos, no me acostumbro.
También me pasa con vuestras fotos. Cuando realizo sesiones y las veo de nuevo al cabo de unos meses, vuelvo a ese momento, a lo genial que fue pasar ese rato juntas, disfrutar de tus pequeñas criaturas, de reír y pasear.
Ser testigo por un momento de vuestro cariño, del amor que os tenéis, de los abrazos, de los besos.
Puedo volver una y otra vez a sentir la arena bajo los pies, oír el sonido del mar, sentir el calor, y escuchar las risas.
No es magia, es fotografía en estado puro, la que llega al corazoncito. Es fotografía documental.
Las risas de una tarde de verano
Y hoy me dio por viajar al pasado 15 de agosto. Un día festivo, con mucho calor y las playas hasta arriba. Liencres, una de mis playas favoritas, donde puedes pasar horas descubriendo dunas y rincones. Playa y ría más una puesta de sol increíble.
Belén y su familia viven fuera de Cantabria, pero les gusta venir en verano para pasar unos días. Disfrutamos de una tarde preciosa, de muchos juegos, de caminar por la playa y mojamos los pies. Muchas fotos y un álbum precioso es lo más tangible, pero también nos llevamos momentos preciosos, que gracias a la fotografía quedarán para siempre.
Y hoy te traigo esta sesión tan bonita. Yo aún escucho la risa del pequeño cuando las veo, y recuerdo una sesión de boda con novia a remojo incluida que nos encontramos al atardecer.
¿Qué recuerdos tienes tú de tus vacaciones en familia?
Me encantará leerte en los comentarios.
Y si quieres inmortalizar tus momentos más increíbles, no dejes de contármelo en un email, me encantará acompañaros ♥
Qué fotos taaaan bonitas Rebeca, y qué familia tan linda, me puedo imaginar perfectamente cómo fue esa tarde tan maravillosa.
¡Enhorabuena!
Muchas gracias, Marta. Fue una tarde preciosa ❤️
Que decirte Rebeca, que estoy enamorada de las fotos que haces desde hace un monton .Que sabes captar esos momentos magicos y llenos de sentimientos que son los que me hacen vibrar y ponerme la carne de gallina.
Que pena que mis hijos sean ya mayores y me cuesta que me den esos momentos. Ya que ahora su finalidad es otra. Pero sigo aprendiendo y rescatando esos momentos que me dejan.
Gracias por conocerte.