A veces me gusta viajar en el tiempo. Imaginar cómo será nuestra vida dentro de unos años. El Señor Bajito de adolescente, con su melena al viento, jugando partidas de rol interminables con sus colegas… Ah, no calla! Si eso es ahora mismo, el presente. Menos por lo de adolescente, que todavía nos quedan unos años.
Lo que sí me gusta de verdad es volver la vista a tiempos pasados. Coger fotografías de hace años, y viajar nítidamente por las historias que nos regaló la vida. Me fascina esa capacidad que tenemos de volver a un momento concreto con tan solo una imagen. Recordar detalles, sensaciones, sonidos e incluso olores.
Por eso me he lanzado a crear una nueva sección en el blog: Recuerdos de una foto.
Cuando me pegue la morriña, bucearé por mi archivo, y esa foto que me haga pararme, la compartiré contigo aquí, en el blog. Y te contaré su historia. A veces me iré más lejos en el tiempo, y otras me quedaré más cerca. Además, si quisieras participar de esta sección, me harías muy feliz. Si te apetece compartir tu historia conmigo y con el resto de lectoras, te invito a que compartas tus fotos en Instagram con el hashtag #recuerdosdeunafoto y que me etiquetes @rebecalopeznoval, para poder leer tu historia. Seleccionaré aquellas que me cautiven y las compartiré aquí en el blog. La idea es crear un álbum de recuerdos, de historias vividas. Esta iniciativa nace de uno de los temas del reto de agosto del pasado año, que tanto gustó. Así que espero que me acompañes y que podamos disfrutar de tus historias. ¡Te espero en Instagram ♥!
Cuando eres mala madre
Esta foto es de diciembre del 2013. Seis añitos de nada han pasado desde ese día en el que me sentí mala madre XD. Desde luego he tenido otros momentos, pero ninguno tan épico como este.
Recuerdo perfectamente que decidimos irnos a la nieve, a disfrutar de tirarnos con el paipo a modo de trineo, de rebozarnos en el frio y tirarnos bolas de nieve. Lo preparamos todo, y nos fuimos felices como perdices a disfrutar de un día en familia. Nos acompañaban mis padres también.
Y recuerdo perfectamente la sensación de mala madre al abrir el maletero, y ver que no habíamos metido la chaqueta del Señor Bajito. A la nieve sin abrigo, sí amiga. No sé cómo se sentiría el padre de la criatura, que en realidad es tan responsable de estas cosas como yo, pero yo me sentí fatal. Y si le veis muy abrigado en la foto es porque yo le puse mi chaqueta (la más pequeña de todos los que estábamos allí). Pero tranquilas, yo también me pude abrigar, porque mi padre decía que no tenía frio y me dio su chaqueta XD.
Cada vez que veo esta imagen me parto de risa. Y os prometo que nunca más se me ha olvidado meter la chaqueta.
La parte buena: esta foto. Una de mis favoritas de todos los tiempo. La tengo en casa, puesta en el salón. No sé si me gusta por la historia o por la imagen en sí. Pero me encanta.
Y aunque esto fue lo más anecdótico de ese día, recuerdo también sus risas en la nieve, sus «¡¡otra!!», para tirarse de nuevo en trineo. Os dejo con una foto donde podéis deleitaros con el outfit completo XD
¿Tú has tenido algún despiste de este tipo alguna vez? Dime que sí, por favor. No me dejes sola en esto XD
¡Cuántas veces habré subido al pico Dobra con mi familia! La última vez el Señor Bajito tendría unos 4 años.
Fue mi primera cumbre, la primera de mi hijo, y la primera de mis sobrinos. Parece que estamos hablando ya de una costumbre familiar.
Hace unas semanas, antes de la llegada de la Navidad, subimos toda la familia a disfrutar una vez más de este paisaje que tiene unas vistas interminables de nuestra ciudad, pero también de buena parte del interior y de la costa Cántabra. Y además descubrimos una nueva ruta.
Al Dobra por Las Presillas
Acostumbramos a subir por la zona del pueblo de La Montaña. Es una camino precioso, pero es más largo y costoso. Así que en esta ocasión, para descubrir una nueva vía de acceso, y para beneficio de los más pequeños, accedimos al pico por la parte del pueblo de Las Presillas.
De esta forma, puedes dejar el coche casi a los pies del pico, ya que hay una carretera estupenda para acceder. Y entrar directamente en terreno del que gusta caminar. Tierra, árboles, piedras para escalar, saltar o esconderse… toda una aventura nada más comenzar a caminar.
El paisaje que nos encontramos fue un tanto desolador al principio. Unos días antes habíamos tenido días de muchísimo viento y lluvia. Y muchos de los árboles allí plantados, habían caído como consecuencia.
Árboles caídos sobre el mismo camino, y otros que estaban junto a él. Muchos aún en pie, sí, pero varios más con riesgo de caída en un siguiente temporal no tan fuerte.
Por lo demás, una ruta muy corta y fácil para hacer con niños muy pequeños. El más pequeño del grupo tenía 3 añitos, y se hizo el paseo encantado.
Ruta ideal para toda la familia y sin madrugar
Me parece un plan perfecto para esos días que te levantas tarde y no sabes muy bien en qué dar. El acceso en coche es muy cómodo, y el paseo lo puedes hacer en un par de horas, yendo despacito y disfrutando con los más pequeños de la casa. Puedes llevarte un bocata y comer en la cima (si no hace mucho viento), o bajar un poco y comer en un zona más resguardada.
Incluso si te apetece, y los días no son excesivamente cortos, puedes hacer la ruta después de comer.
En nuestro caso, comenzamos a caminar a eso de las 11.30h , y a las 14.00h estábamos ya en Las Presillas tomando un café. Comimos después de subir hasta la cima, un poco más abajo de esta para que no nos molestase el viento.
Aquí casi al completo, (falta mi hermano que está haciendo la foto) en nuestra épica llegada a la cima. Aunque no lo parezca por la foto, somos una familia medio normal. Y mi padre, aunque disimula con el bastón, las gafas y la mirada al infinito, en realidad ve perfectamente XD
Te dejo con un vídeo con muchas fotos del paseo. Y como te digo, te lo recomiendo.
¡Ah! Varias personas que han visto el vídeo en los markets que realicé estas navidades, me preguntaban si haría una sesión de familia en la montaña. Al Himalaya no me animo todavía, pero si sois montañeros, y os apetece tener fotos de un día como este, por supuesto, me apunto con vosotros a una ruta chiquitita y fácil (que las cámaras pesan mucho XD)
Cuéntame aquí tu propuesta, que ya estoy preparando los víveres 😀
La primavera ha entrado con una fuerza arrolladora, y eso se traduce en paisajes increíbles, explosión de vida y muchas ganas de salir a disfrutar en familia de nuestra tierruca.
El pasado fin de semana celebramos el cumpleaños del padre de la criatura, y nos fuimos a celebrarlo a unos de los pueblos más emblemáticos y bonitos de Cantabria. Potes es un lugar mágico que te azota los sentidos con sus montañas y picos, calles empedradas, gastronomía contundente no apta para blandos y una bebida típica de las que te hacen escupir fuego: el orujo.
Nosotros, que somos una familia poco típica, nos fuimos a comer a un restaurante mexicano y el orujo no lo vimos más que en botellas que te encuentras en los portales de la calle principal. Eso sí, del empedrado disfrutamos un montón. Y del río, y del micro clima de este pueblo, que nos regaló un calorcito poco propio de un 23 de marzo.
Si venís a Potes con la familia, podéis disfrutar un montón sólo con pasear. Comer de restaurante no es obligatorio, de hecho nosotros la mayoría de las veces nos vamos con un bocata o una tortilla hecha en casa. Es un zona preciosa para buscar un prao y tirar una manta. Mirar al cielo y a las montañas y tirar piedras en el río.
Comer en Potes
Ya te lo he comentado antes, este lugar se caracteriza por las comidas tradicionales. El cocido lebaniego es el plato estrella. No importa si es verano o invierno, la cuchara aquí es la reina en los menús. También te puedes comer una buena carne, y disfrutar de quesos como el de Tresviso. Un queso picón que lo odias o lo amas ( a mí me encanta).
Nosotros, en esta ocasión, quisimos conocer un restaurante mexicano del que nos habían hablado muy bien. Se hace un poco raro ir a este pueblo a degustar comida de otro continente, pero teníamos ganas de la comida de este país, y nos pareció una ocasión perfecta para acercarnos a probarlo. ¡Y no fallamos!
Los nachos estaban muy buenos, aunque personalmente los he comido más ricos. Pero el resto estaba delicioso sin comparación que valga. Especialmente sus postres.
Un típico mousse de limón que nos flipa a toda la familia, una especie de crepes con dulce de leche (perdonadme las mexicanas que me leéis, no recuerdo su nombre) y una tarta 3 leches. Quisimos morir de placer con cada bocado. Compartir postres es bien, así comes de todo sin cargo de conciencia (o al menos no tanto cargo de conciencia).
El cumpleañero y el Señor Bajito dejaron su veredicto: “repetiremos”
El Señor del restaurante es majísimo. Preguntaba a Gabriel como a uno más (puede parecer una tontería, pero no todas las personas hablan a los niños y les preguntan su opinión como si contara). Y la pregunta final fue dirigida él además:
-¿Te ha gustado?
~ Mucho.
– ¿Volverás?
~ Sin duda.
¿Qué hacer en Potes con los niños?
En la comarca de Liébana hay mucho que ver. El monasterio de Santo Toribio, subir hasta Fuente Dé, y un sin fin de actividades en la naturaleza.
Si no tienes mucho tiempo, o si sólo quieres un día tranquilo donde lo importante sea la familia, puedes caminar un poco por las calles de este pueblo pequeño pero lleno de rincones preciosos.
A los más pequeños les encantará, sobre todo, pasea por el camino junto al río. Tirar piedras siempre gusta. Además, hay una zona libre de pesca siempre y cuando vuelvas a soltar al pez. Si os gusta esta actividad, traed caña.
También te puedes sentar en la plaza, charlar y dejar que ellos jueguen. A veces el mejor momento es cuando suceden cosas tan cotidianas rodeada de unas vistas impresionantes e imponentes.
Datos e información de interés
Las fotos que ves están hechas recién entrada la primavera. El paisaje cambia durante todo el año, así que puede que lo veas diferente cuando vengas. (Marzo 2019)
Para llegar a Potes, subirás por una carretera llamada La Hermida (la da nombre uno de los pueblos que encontrarás en el camino, que además tiene un famoso balneario. Es una carretera llena de curvas, junta a un río y entre montañas que harán que te pases el viaje con la boca abierta. Actualmente la están arreglando y ensanchando para que sea más cómoda de transitar. (Marzo 2019)
En esta zona hay muchísimas rutas de montaña. Una muy famosa (yo la he realizado muchas veces a lo largo de mi vida) es la subida al pueblo de Tresviso. Es muy dura, pues se trata de subir constantemente para después bajar. Pero si os gusta la montaña, es muy recomendable. Puedes ver un vídeo espectacular a vista de dron aquí.
Si piensas venir, te recomiendo que lo hagas temprano, especialmente en temporada alta. Potes es un pueblo que suele albergar muchas ferias y actividades, además de ser un lugar muy turístico. Aparcar se puede volver complicado si llegas hacia la hora de comer.
Nosotros pasamos un día precioso, y estoy segura de que si te acercas a este pueblo, lo disfrutaréis mucho también. Si lo haces, no dudes en escribirme y contarme vuestra experiencia. Y si lo haces, y quieres que os acompañe para recordarlo para siempre en fotografías, puedes escribirme a info@rebecalopeznoval.com , estoy a un click de distancia estés donde estás.
Adoro el otoño. En Cantabria además, la temperatura es buenísima en esta época del año. La naturaleza está en un momento mágico, en plena transformación, y los colores, las texturas y hasta los sonidos, son de una belleza enorme.
Por eso es, sin ninguna clase de duda, la estación que más me gusta para salir y fotografiar. Cualquier rincón está precioso. La luz es suave, las horas centrales del día no causan tantos problemas, y la calidez que desprende es inigualable al resto de estaciones.
Y este fin de semana lo he disfrutado por todo lo alto. He hecho fotos a casco porro. Al Señor Bajito en un entorno que no conocía y que me ha dejado sin aliento, y otra sesión de mujer que te enseñaré otro día.
Puente Viesgo, un lugar para pasear en familia.
Hace unos meses, te dejé un post del estilo al de hoy. Ontaneda, que era el lugar que te enseñaba entonces, se encuentra directamente conectado por carretera con Puente Viesgo, pero también por la vía verde del Pas. Pero hoy no quiero hablarte de esta vía. La cual ya conocía y me encanta.
Hoy te voy a hablar de un camino que he descubierto este fin de semana y con el que me he quedado alucinada. Primero por no conocerlo y estar harta de pasar cerca de él, y segundo por la belleza del lugar.
Es un camino corto, pero que da mucho juego con los niños. Puedes bajar al rio a lanzar piedras, a mojarte los pies, y si la temperatura te deja, a pegarte un buen baño, porque hay unas pozas maravillosas para ello.
El camino, como digo, es muy corto. Pero no me parece apto para niños muy pequeños. Hay zonas muy altas con una caída más que importante y el suelo es algo resbaladizo y estrecho en algunas parte. Así que quizás sea un poco estresante ir con ellos. A partir de 5 – 6 años, no creo que tengas ningún problema.
Pero la entrada y las primeras zonas, creo que son aptas para todas las edades, y ya nos sirven para hacernos una idea de la belleza de todo el camino.
He creado un pequeño vídeo para que veas mejor la zona. Tengo muchísimo que mejorar en vídeo. Otro día me llevo a Txaxte y que nos haga uno bien bonito XD. De momento te dejo con este.
Sesiones otoñales.
Si estás pensando en hacerte una sesión de familia, este lugar es maravilloso para ello. Los colores, el agua, las rocas y el bosque, dan mucho juego a la fotografía, peros sobre todo y lo más importante, al juego de los pequeños.
Si ellos están bien y disfrutan, la experiencia se hace maravillosa. Y desde luego este es uno de esos enclaves donde la imaginación se desborda con ellos, ¿no te parece?
Puedes ir a disfrutarlo en familia, y contarme que tal os fue. Te espero en los comentarios 😀
Y si ya no puedes espera, porque el tiempo vuela y lo has dejado durante mucho tiempo ya,escríbeme desde aquí y planificamos corriendo vuestra sesión de familia. ¡Te espero!
A pocos días de entrar en el último mes del año, y con algunas ciudades en plena locura de la Navidad (siempre digo que algún día acabará agosto y tendremos ya las luces encendidas), yo me empiezo a poner en modo fin de año.
Durante las próximas semanas, te traeré post súper especiales, cargados de ideas para regalar. Para que este año no nos pille el toro, y para que nuestros regalos sean especiales. Te los puedes autorregalar, se los puedes regalar a alguien, o puedes escribir a los Reyes y cruzar los dedos para que te los traigan a ti.
Hoy empiezo con uno muy chulo en el que llevo trabajando varias semanas. Pretende ser práctico, bonito y adaptable a tu gusto. Y es especial porque, es mi regalo para ti, que eres suscriptora de mi newsletter.
Por estar ahí todo el año leyendo mis idas y venidas. Por acompañarme y hacerme sentir que alguien me lee. Por todos esos mensajes de ánimo y de cariño que nos llegan al mail. Por el apoyo, las sugerencias y las confidencias. Por dejarme ver tu evolución en la fotografía, por compartir conmigo tu entusiasmo. Por valorar mi trabajo y respetarlo. Por ser compañera en este mundo de la fotografía. Te regalo un calendario del 2018 personalizable.
Alegra cada mes del año con tus fotografías favoritas.
Hace unas semanas hablé con Susana, de Selka Graphic Design para que diseñara un calendario. Quería algo muy sencillo, donde la imagen fuese la protagonista. Y ella, como siempre, se puso manos a la obra encantada con la idea.
Cada hoja de este calendario, tiene un espacio en el que podrás introducir la fotografía que elijas. Lo descargas, colocas la imagen y a imprimir. Voilà! Ya lo tienes.
De forma que ahora tu mayor preocupación será seleccionar las 12 fotografías que irán en cada mes del año y pensar dónde lo vas a poner o a quién se lo vas a regalar.
Mi calendario personalizable.
Para comprobar el resultado, yo misma me sometí a la ardua tarea de seleccionar varias fotografías (que es más difícil de lo que parece, ojo) y crear mi propio calendario. Mira el resultado:
· ¿Qué necesitas para poder editar el archivo e introducir tus fotografías?
Necesitarías un programa como Photoshop Adobe. El formato editable es el .psd.
Pero, como alternativa, he creado también el calendario en formato pdf para que puedas imprimirlo tal cual y después colocar sobre cada hoja las fotografías con un adhesivo.
· ¿Cuál es la mejor forma de imprimirlo?
Te aconsejo que lo lleves a una imprenta, a no ser que tengas una impresora estupenda.
En una buena imprenta te imprimirán el calendario sobre el papel más adecuado y las imágenes quedarán nítidas, con todo su color. También creo que será lo más económico, puesto que las impresoras caseras suelen gastar mucha tinta cuando se imprime dibujos y fotografías, aunque no nos demos cuenta.
Además, así te quitas de problemas. Ellos se encargan de esta última etapa del proceso y tú sólo tienes que envolverlo después para regalar.
· ¿Podría regalarlo en formato digital, así como nos lo regalas pero con las fotografías que yo ponga?
Por supuesto. Si eres una persona tecnológica y prefieres enviar el calendario vía email o mensaje, también puedes guardarlo en un formato como el pdf, una vez que lo hayas editado. Desde el propio programa de Photoshop, al seleccionar «Guardar como» podrás elegir un formato más ligero.
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