Llevo 5 años trabajando desde mi ordenador. Desde una habitación de mi casa, he conocido a cientos de mujeres de muchos rincones de mi país y también de otros muy lejanos. Me fascina lo lejos y lo cerca que podemos estar a la vez. La tecnología me apasiona, me atrapa. Puedo pasarme horas investigando nuevas herramientas y pensando en cómo implementarlas en mi trabajo online.
No todo es fácil, ni rápido, ni inmediato. Cada paso que doy requiere de logística, aprendizaje, errores y aciertos que a veces te pasan desapercibidos. Es tanto el esfuerzo, que es fácil que el trabajo que te apasiona se vuelva en tu contra y te absorba. Y que además, no te des cuenta. Para cuando eres consciente de lo que está pasando, ya han pasado 5 años trabajando sin parar día y noche.
Y un día, al despertarte, te sientes con el alma agotada y no sabes por qué.
Avanzar, siempre.
Entonces comienzas a pensar en lo que te está pasando. ¿De dónde viene ese cansancio?, ¿por qué todo se hace tan cuesta arriba?
Poco a poco, al levantar la mirada, descubres todo lo que has logrado pero también la otra vertiente: todo lo que has dejado por el camino.
Te asombra y te da vértigo a la vez.
¿Y qué se puede hacer en ese punto? Tienes que decidir la dirección que tomarás a partir de ahora.
Creo que llegados a este momento, es crucial que, decidas lo que decidas, suponga un paso adelante. Para mí no vale retroceder, ni acurrucarse en un rincón llena de miedos y dudas. Hay que tomar decisiones, plantarle cara a los temores y avanzar, siempre.
Yo ahora decido centrarme en lo que he dejado, apostar por ello, y apostar por mi bienestar.
Creo que el punto de inflexión más grande fue el pasado reto del verano: «Agosto en 31 Clicks». A parte del reto en sí, se sucedieron una serie de acontecimientos en el plano laboral y también en el personal, que me sacudieron de la cabeza a los pies, y que me hicieron ver que tenía que moverme, que tenía que avanzar, que tenía que volver a salir de mi zona de confort.
Y lo primero en lo que pensé, fue en que tenía que dar más cursos presenciales. Que los online están muy bien, y no los voy a dejar. Pero que voy a apostar mucho más por el formato presencial, por el contacto directo con vosotras. Porque no hay nada como un abrazo en carne y hueso, nada como una mirada cómplice o una sonrisa a tiempo.
De mi casa a la tuya
De esa forma, y con esa resolución, escribí mi primer taller presencial. Uno muy básico, pero en el que te quiero dar muchas herramientas para aprender conocimientos de fotografía. Todos valiosos y útiles para que puedas empezar a ver la vida que te rodea de una forma muy diferente, a través de tu cámara y con ojos de fotógrafa.
Mi maleta y yo ya hemos ido a Madrid y Tenerife. La experiencia ha sido tan positiva que me ha reafirmado en la decisión de continuar con estos cursos en otros puntos del planeta (así, a lo grande, porque yo no me pongo fronteras).
Pero nadie mejor que las participantes de los talleres para que te cuenten qué les pareció y cómo lo pasaron. Mira lo que dice Esther Rodríguez, que participó en Tenerife con su hija de 15 años:
El curso un diez:
La presentación me pareció perfecta: ideas claras, directas y rematadas con ejemplo adecuados. Se veía perfectamente lo que explicabas en la teoría.
La práctica, a lo que más miedo tenia, por vergüenza de hacer el ridículo frente a alguien que sabe tanto, me encantó: cada vez que comentabas las fotos en la cámara, era como quítame la venda y ver las cosas claras!! .
Gracias por todo.
Fotografías de Mónica Armas, alumna de uno de estos talleres.
Fotografía que late en La Nave de Late
Hace unos días, escribía en mi Newsletter que una fotografía que late es la fotografía que tiene vida. Esa que te cuenta una verdad, una historia, un momento vivido para que puedas rememorarlo con todo detalle en el presente. Es aquella que no te deja indiferente. Y es la que quiero que tú consigas hacerle a tus hijos.
El 4 de noviembre estoy con este curso básico de fotografía para madres y padres en mi tierra, en Santander.
Todavía hay plazas, así que si estás cerca y te gusta la fotografía, vente a conocerme y a aprender recursos básicos que podrás aplicar en el acto, durante el mismo taller. Porque la idea es que vayas acompañada de tu hijo (de hasta 16 años de edad) para que puedas sacarle fotografías y poner en práctica los recursos que te voy explicando.
? ¿Dónde?En Santander, enLa nave que Late(Antonio López, 66)
⌚ ¿Cuando? El sábado4 de noviembre, de10 a 13h. ? ¿Cuánto? 38€. ? De regalo, os hago una foto para que tengáis un recuerdo de este día.
Para mí sería maravilloso poder encontrarme cara a cara contigo en este taller que está pensado para que a ti también te resulte una experiencia bonita y enriquecedora.
—Muéstrame el camino —, le pedí al bosque. Y el bosque no me respondió.
—Quiero ver un gnomo —, repetí —. Enséñame el camino a la casa de los gnomos.
Pero el bosque no atiende a este tipo de peticiones. Es caprichoso y guardián de sus secretos. Debes ganarte su confianza, demostrar que tienes un corazón puro y entonces, si él y sus criaturas lo ven oportuno, se mostrarán ante ti.
—Pues vaya rollo —, se quejó en alto el Señor Bajito.
—Shhhhhhhhhhh —, me apresuré a decir —. El bosque escucha. Cuidado con lo que dices.
Y como no había otra cosa que hacer, jugamos entre nosotros y con el bosque.
Todo era silencio alrededor hasta que lo rompimos con las risas. Deseábamos que la luz no se fuera y que el bosque se alargara.
—¿Cómo de grande es el bosque, papá? —, preguntó el Señor Bajito.
—Tanto como desees —, respondió papá.
Y el Señor Bajito deseó que fuera eterno e inabarcable.
Avanzamos con cautela, sorteando troncos que llegaban hasta el cielo, mirando hacia arriba, boquiabiertos. Maravillados de los colores con los que se vestía el bosque.
Todo era precioso. La luz se filtraba entre las hojas.
—¡Qué bien huele! —, exclamé.
—Sí, seguro que hay hadas cerca —, se animó el Señor Bajito.
A veces se escuchaba una sinfonía agridulce. Un murmullo suave. Creo que venía del propio bosque, aunque a veces era como si surgiera de mí.
—Muéstranos el camino —, suplicó el Señor Bajito. Una hoja cayó sobre mi rostro y se quedó pegada entre mis ojos y mi boca. ¿Esa era toda la respuesta que íbamos a obtener? Me reí por la escena, por cómo se vería mi cara empapelada de otoño. Primero despacito, después a carcajada limpia.
—Tienes algo en la nariz —, dijo papá. Y yo me reí y el Señor Bajito aún más.
Juntos, seguimos caminando sin saber muy bien adónde. Ya no importaba tanto si conocíamos el camino a la casa de los gnomos, si veríamos alguno o permanecerían escondidos para siempre. Estábamos juntos y ese era nuestro universo.
Aprendimos sobre los árboles, a construir puentes y a llorar de risa. A disfrutar de la compañía ignorando el tiempo pero teniéndolo siempre a la vista; como quien vigila al enemigo pero manteniéndolo a una distancia prudente.
Al final comprendimos que el hogar de la magia está en nosotros mismos. En el corazón del bosque. En el vuestro. En el mío. Allí donde guardamos el recuerdo de nuestra niñez. El niño que fuimos y que aún sigue ahí, jugando y riendo, negándose a terminar la partida.
Y entonces, lo vimos.
Esta es una historia ficticia, cargada de realidad (y de las fotografías de nuestro último paseo por un bosque de secuoyas). Pero si quieres, tú puedes tener tu propia historia. Para saber cómo, pincha aquí: Tu historia de otoño.
Si hay una estación del año en la que me encanta fotografiar, esa es el otoño. La luz es más cálida, el paisaje se vuelve impresionante y, hablando en plata, me lo paso como una enana porque todo me entra por los ojos y me llena.
Es como si Cantabria hubiera decidido ponerse sus mejores galas. Me la imagino en su tocador de tierra, viento y agua pensando “Voy a ponerme todo mi verde, que me veo guapa con ese color. Ese de la pasada temporada no, este otro más intenso. Quiero lucir generosa, espléndida, repleta de vida. Que parezca que me sale por cada rama, por cada riachuelo. Y me voy a poner este perfume, el caro, el de marca de la casa: aroma a naturaleza”.
Para mí, Cantabria en otoño es una fiesta para los sentidos.
El otoño es la época perfecta para hacer mini sesiones que aporten vidilla a tu álbum familiar.
Repasemos: tienes el entorno perfecto. Bonito a rabiar. Y tienes el tiempo a tu favor, con una luz preciosa y la temperatura aún suave. Todo correcto.
Y ahora me tienes a mí, disponible y con un subidón increíble para que tus recuerdos duren para siempre y luzcan como nunca.
Si todavía no te convence, esto tiene que hacerlo, tan sólo 3 palabras:
¡LLUVIA DE HOJAS!
¡Quiero sumergirme en una montaña de hojas crujientes y de colores tostados! Corretear por encima de ellas, recogerlas con los brazos y lanzarlas al aire para que se esparzan alrededor.
Pero tengo que recordar que yo soy la fotógrafa y los encargados de hacer todo eso seréis vosotros.
Verdes, granates, ocres. Una gama de colores envidiable.
A veces vas buscando un fondo estupendo, que quede espectacular en tus fotografías. En muchas ocasiones lo tienes que «fabricar» tú, colocar las cosas, buscar telas para el fondo. Realizar una búsqueda de exteriores es una tarea ardua.
Pero de pronto llega el otoño y «¡tachán!». Aquí tienes tu fondo ideal con toda esa gama de colores, orlas de ramas, caminos preciosos. Y gratis.
¿Nos vemos?
Yo no sé tú, pero yo muero por salir a fotografiar. Y entre eso y que ando dando vueltas a un formato de sesión que nos permita atesorar recuerdos cada año, he diseñado unas mini sesiones que estoy segura que te van a encantar.
Así que, si tienes ganas de diversión, de jugar con las hojas, de reír y correr con tus hijos, y además guardarlo para siempre, tenemos una cita el 7 de Octubre.
Este fin de semana me he despedido de Madrid hasta septiembre. Y es que el calor empieza a apretar y yo soy del norte. Necesito fresquito y colcha para dormir, si no, muero.
Pero no he podido despedirme de mejor manera: trabajando mucho con mujeres a la cabeza de proyectos impresionantes. 4 días a full para realizar sesiones en diferentes localizaciones y con diferentes luces. Toda una maratón la de estos días, sin duda.
En esta ocasión, nos hemos alejado del ruido, del asfalto y del calor infernal de las calles de Alcorcón, para disfrutar del fresquito y los paisajes impresionantes de la Sierra Madrileña.
Misma localización, dos horas diferentes con distintos tipos de luz.
La primera parte de la sesión la realizamos al atardecer, con una luz increíble y aprovechando al máximo hasta los últimos rayos de sol.
La luz era muy cálida y el paisaje lucía impresionante. Este momento del día es de los mejores para fotografiar.
La segunda parte de la sesión la hicimos por la mañana al día siguiente. Solazo y horas centrales del día. No es fácil, pero como ya te he contado en otras ocasiones, es posible manejarla y salir airosa.
Sois muchas las que me preguntáis por cómo realizar fotografías cuando la luz cae de forma directa. Te adelanto que estoy preparando una clase donde te contaré cómo trabajo y revelaré aspectos muy útiles a tener en cuenta para llevar a cabo tus fotografías en las horas de más luz del día.
Si estás interesada en esta clase que saldrá próximamente, puedes apuntarte aquí para entrar en la lista de espera y no perderte toda la información.
Ahora te dejo disfrutar de la sesión y de Elena, que como de costumbre, está espectacular.
Cuando te dispones a realizar algo por primera vez, suelen surgir dudas de todo tipo. Y la primera sesión de fotos con una fotógrafa que no conoces, no iba a ser distinto. ¡Es normal!
¿Me gustará la experiencia?¿Cómo trabaja esta fotógrafa? ¿Dónde realizaremos la sesión? ¿Y si los niños no están por la labor?, y un largo etcétera.
Sabes que estoy realizando un reto en formato vídeo, ¿verdad? Hace unas semanas os pedí ayuda en las redes para que me hicierais llegar dudas habituales o inquietudes y así poder crear vídeos con material que os sea interesante. La entrada de hoy es la respuesta a una de estas sugerencias: Cómo planteo una sesión fotográfica.
Los pasos previos a la sesión fotográfica.
He querido resumirte lo máximo posible todos los pasos que doy antes de realizar la sesión en la fecha fijada.
Desde el momento en el que te pones en contacto conmigo hasta que cerramos el acuerdo de la sesión.
Básicamente se trata de recopilar toda la información que necesito para responder a esta pregunta: ¿soy la fotógrafa que necesitas?
Hay un fotógrafo para cada persona, estoy segura, y no todos somos compatibles. Y eso ¡está bien! Porque para gustos, colores.
Pero saber si conoces mi estilo de fotografía y hasta qué punto es lo que quieres de verdad para tus fotos es un paso crucial para que al final estés satisfecha con el resultado.
Existen otros puntos y factores a tener en cuenta para saber si estás ante tu fotógrafa ideal. ¿Quieres conocerlos? Dale al play al vídeo:
¿Estás pensando en venir a Cantabria por vacaciones? ¡Te espero!
Empieza la época de vacaciones, y muchos estáis reservando ya vuestros días por mi tierra. Lo sé porque ya he recibido algún email para preguntar por las sesiones.
No me extraña porque aquí tenemos un montón de sitios increíbles y las vacaciones son una gran ocasión para hacernos una sesión de fotos familiares.
Al estar relajados, disfrutando de nuestro tiempo libre, conociendo lugares nuevos o visitando aquellos que nos gustan tanto que repetimos, se dan momentos únicos que luego queremos recordar.
A todos nos gusta abrir el álbum y volver la vista atrás para revivir esas vacaciones estupendas que pasamos en uno de nuestros lugares favoritos y, lo más importante, en familia.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies