Muchas personas me preguntan por qué no llevo a mi hijo al pediatra que le corresponde y voy a otro centro de salud diferente, teniendo más cerca el que nos toca por zona.
También me preguntaron en su día por qué llevaba a mi hijo a un colegio que está a 30 minutos de nuestra casa en coche teniendo buenos coles a 10 minutos caminando (esto tiene especial peso en una comunidad pequeña, donde los recorridos tan largos no se conciben si no es para irte de fin de semana como mínimo). Se entiende menos cuando el cole es público y ni siquiera pago por ir.
Por supuesto, también me preguntaron por qué me fui a Barcelona a tatuarme, que si en Cantabria no había buenos tatuadores, que me tenía que ir a 700 kilómetros para hacerme un cactus.
La respuesta es sencilla: si sé que existe lo que quiero, que me gusta, que me toca la fibra, que está acorde con mis valores y mi estilo, ¿por qué voy a conformarme con lo primero que veo, lo fácil, lo que escoge todo el mundo, sólo porque está ahí? La resignación no va conmigo.
De lo bueno, busca siempre lo mejor, también en fotografía
Siempre he sido inconformista, es una característica muy mía. Si conozco algo extraordinario, lo bueno me parece insuficiente.
Me pasa con todo. A veces no me queda más remedio que ceder a regañadientes, cuando las circunstancias aprietan y mandan. Pero si hay una mínima posibilidad de conseguir lo que deseo, ¿por qué voy a renunciar a ello?
Si hay que ahorrar, se ahorra. Si hay que madrugar, se madruga. Si hay que pillar un avión, se pilla. Y si hay que esperar un año, pues se espera. Pero ya no me contento con menos.
Piénsalo. El otro camino sería más sencillo, pero no sería el tuyo. Al final, ¿estarías a gusto con el resultado sabiendo que existía una posibilidad que te lo daba todo?
En fotografía ocurre lo mismo. Si conoces el trabajo de un profesional que te enamora, que hace exactamente el estilo de fotografía con el que te sientes identificada, ¡ve a por él! Seguramente, él o ella te estará también buscando. Tú eres su clienta extraordinaria, de lo bueno, la mejor.
Cuando este encuentro sucede, saltan chispas, aquí y en cualquier sector. Hay feeling, entendimiento, energía que fluye. Llámalo como quieras, pero el resultado es un trabajo que se sale de lo normal. Y te diré una cosa: no te mereces menos.
Te pongo un ejemplo: mi experiencia con el tatuaje (y la tatuadora) no ha podido ser mejor, y te cuento por qué.

Cuando el trabajo de una persona te vincula con ella
Sabes de sobra que soy una persona muy emocional, me muevo desde dentro y si algo no me hace dar saltitos de alegría, es que no es para mí. Necesito sentir ese regocijo por dentro, ese pellizco que te hace vibrar y que surge cuando estás ante algo que está hecho para ti. Lo sabes, lo percibes, es algo instintivo.
Y eso me pasó cuando conocí el trabajo de Mónica Sampietro. Sus tatuajes se salen de la norma. Los trazos, el relleno, su forma de trabajar, es una puta pasada (siento la palabra malsonante, pero necesitaba ponerla para que entiendas la intensidad que tiene su trabajo en mí). En cuanto vi su trabajo, supe que lo quería.
Me iba a tatuar por primera vez, era algo que llevaba pensando meses y cuando encontré a la persona adecuada para hacerlo, ¡sorpresa! No había quien contactara con ella por la agenda que tenía. Cuando la abría, se llenaba en 10 minutos literalmente.
Era el horror, todo parecía indicar que era imposible conseguirlo. Pero mi cabezonería y la certeza de que no podría dejarme tatuar por nadie más, hizo que insistiera.
O ella o nadie, así de sencillo. ¡Me iba a pintar la piel para siempre! Necesitaba que me lo hiciera alguien que me causara precisamente esta locura. Necesitaba que quien me tatuase por primera vez fuera alguien a quien yo admiraba profundamente y que cada vez que viese un diseño suyo me hiciese desearlo con todas sus fuerzas. No había más posibilidades.
Cuando un estudio de Barcelona anunció que Mónica empezaba a tatuar allí, les escribí de inmediato. Y al cabo de unos días, y para mi gran sorpresa, me respondieron. Juan, su dueño, me llamó un domingo para agendar mi cita con Mónica. ¡Lo había conseguido! Me iba a ir a Barcelona y me iba a tatuar con ella.
Tras año y medio intentándolo, créeme, esto es para saltar de alegría y no parar. Locurón máximo.

¿Cómo es trabajar con alguien a quien admiras?
Abre bien los ojos porque te voy a contar un secreto: todos los profesionales buscamos al cliente ideal. Piensa en cualquier sector que puedas imaginar: fruta, zapatillas, pinchos caseros. Da igual. Todos y cada uno de nosotros te estamos buscando con tanta intensidad como tú buscas al profesional perfecto para ti.
Trabajar con alguien a quien admiras tanto es tan intenso como cuando encuentras a una persona que acude a ti, por tus servicios, y conectáis. Tú estás deseando trabajar con ella, y ella quiere trabajar contigo.
De ahí sólo puede salir algo increíble. Las energías se juntan, la creatividad fluye y lo sería un servicio más, se transforma en la mejor de las experiencias.
Cuando Mónica terminó mi tatuaje, me preguntó: ¿cómo te sientes llevando un tattoo? A lo que yo le contesté: No llevo un tattoo, llevo una obra de arte en mi piel.
Y así surge la magia, así es como te llevas experiencias vitales de las que disfrutas el resto de tu vida.
Trabajar con quien admiras se hace sencillo y emocionante. Es como hablar con alguien a quien conoces toda la vida: te entiende, se pone en tu situación, hay respeto mutuo.

Cuando yo soy la que tatúa
Ay, amiga. A veces también me toca estar en el otro lado. A veces soy la persona a la que otra elige para llevarse sus recuerdos grabados en papel. La energía es la misma pero en distinta dirección.
Conectar para poder narrar el momento que estás viviendo. Es lo que le da sentido a mi trabajo, y es lo que me mueve cada día. Y eso sólo lo haces posible tú.
Hacer fotos a mujeres es lo que últimamente me hace vibrar más. Y cuando hay vínculo entre la mujer que retrato y yo, es emocionante.
Las fotografías recogen un momento valioso para ti. Son tus recuerdos más preciados, así que intenta escoger bien a la fotógrafa que va a encargarse de ellos. ¿Cómo saber si estás ante la persona adecuada para hacerte tus fotografías?
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- Mira con detalle su trabajo: observa otras fotografías que ha hecho para saber si es tu estilo. Quizá tengas ya una idea muy clara de lo que quieres, o preferencias con el color, la luz, un estilo más clásico o muy fresco… Antes de dar el paso, cerciórate de que el fotógrafo realiza la clase de fotografía que tú estás buscando. Cuando observas su trabajo, ¿te imaginas siendo la protagonista de sus fotos? ¿Comparte tus valores y tu forma de entender la fotografía? Si tu respuesta es afirmativa, sigue con el siguiente paso.
- Analiza cómo se expresa en su web, en su blog, en las redes: detrás de cada profesional hay una persona, nunca lo olvides. ¿Sientes que podrías entenderte con ella? ¿Que utiliza tu lenguaje y va a ser sencillo mantener una conversación? ¿Estáis en sintonía? ¿Sí? Pues adelante, sigue idagando.
- Si has encontrado a alguien que te gusta, pero no se encuentra en el lugar donde vives, pregúntale si contempla la posibilidad de desplazarse antes de tirar la toalla. Si el fotógrafo siente que tú eres la clienta perfecta, seguramente no le importará tener que moverse. Eso sí, piensa que eso generará más gastos que se añadirán a su presupuesto inicial.
- Si no tiene las tarifas publicadas en su web, pregúntale por ellas para saber si su trabajo se ajusta a tus posibilidades actuales. Pero, por favor, esto te lo pido de corazón, no intentes regatear el presupuesto que te dé porque cuesta un mundo ponerle precio a tu trabajo, y cuando lo haces, es el que es por una razón y en esa cifra final van incluidos numerosos aspectos. Si te encanta el trabajo de esa persona pero ahora mismo no puedes permitírtelo, puedes preguntarle por métodos de pago a plazos o, sino, quizá esperar un momento en el que estés más holgada y no te suponga quedarte tiesa de dinero.
- Habla con el fotógrafo antes de tomar una decisión, aunque su trabajo te enamore. Una conversación con él/ella despejará cualquier duda que tengas sobre si es tu profesional ideal. En esa conversación podrás plantearle los puntos que sientes que son más sensibles, aquellos que te preocupan especialmente. Verás cómo se expresa, si te escucha. En definitiva, si la conexión que sentiste al ver su trabajo es real o sólo fue una ilusión. Después de esa conversación, ¿sigues sintiendo cosquillas en el estómago o en la piel? ¿Es como si esa persona supiera qué necesitas sin necesidad de demasiadas explicaciones? Ya no dudes más, es tu fotógrafo.

Indaga, compara y pregunta, que hablando se entiende la gente. Pero no dejes en manos de cualquiera tus recuerdos. Antes de tomar la decisión, piensa bien si la persona elegida va a saber capturar tu momento de la manera en que quieres.
Te mereces fotografías realizadas con mimo, que te emocionen, y que toda la experiencia de la sesión sea inolvidable. Como un tatuaje 😉
En el momento en el que escribo esto, afuera hace un frío intenso y dentro la calefacción está a tope. Pienso en los contrastes, en el paso del tiempo, en lo difícil que se me hace ahora mismo proyectar mi mente hacia el futuro, a un momento en el que la temperatura sea suave, pueda dejar el abrigo olvidado en el perchero de casa y salir sólo con mi cámara a fotografiar.
Miro al Señor Bajito. ¿Qué clase de magia ha obrado en él y lo ha hecho crecer tanto y tan rápido? Ayer era un bebé y hoy es todo un hombrecito con carácter y personalidad para parar un tren.
Se me hace un nudo en la garganta cuando me doy cuenta de que en nada, el tiempo volverá a envolverlo todo con su manto de invisibilidad y dentro de unos meses volveré a pensar en todo esto, en cómo suceden los acontecimientos de rápido, en otro estirón sorprendente, en una nueva época de transición. Cuando me quiera dar cuenta, el Señor Bajito se hará mayor y empezará a tomar sus decisiones de manera irrevocable.
Y todo esto me viene a la mente por pensar en un evento importante que muchas familias celebrarán en unos meses. Se trata de una transición, de una decisión que marca, de alguna manera, el cambio del niño al adulto. Casi nada.
Pero vamos a sacudirnos la nostalgia porque en realidad se trata de una fiesta. De algo que, por ser especial, nos gusta compartir con las personas más cercanas.
Estoy hablando de la Comunión.

Si eres una de esas personas inmersas en la preparación de este evento, te comento varios puntos a tener en cuenta a la hora de elegir al fotógrafo encargado de documentar ese momento.
Ten en cuenta los plazos de tiempo
Puede parecer un locurón de preparativos, organización y despliegue de medios, y en cierto modo lo es. Pero la realidad es que si tu hijo o hija hace la comunión este año, seguramente ya lo tengas casi todo listo o, como poco, pensado.
Las sesiones de fotos son de esas cosas que hay que planear con tiempo, así que si aún tienes este punto por resolver, te explico los dos motivos principales por los que deberías empezar a buscar un fotógrafo:
- los fotógrafos en esa época tenemos la agenda más llena, si lo dejas para muy tarde probablemente la persona que quieres no estará disponible justo en la fecha en la que lo necesitas
- si deseas realizar algún recordatorio o algún producto que se tenga que encargar para regalar el día de la celebración, debes pensar en los plazos de entregas del fotógrafo más los plazos de fabricación de la empresa que los hace
Todo suma, y al final, tenemos los días contados de aquí a ese día especial marcado en el calendario desde hace tiempo.
¿Qué prefieres?: fotos tradicionales o fotos llenas de naturalidad


Entre tú y yo, una pregunta, ¿te sientes identificada con tus fotos de comunión? Me refiero a si cuando las ves, te gustan de verdad. Ya sé que les tienes cariño, pero no me refiero a eso. ¿Te reconoces en ellas y recuerdas cómo eras en aquella época cuando las miras?
Yo, definitivamente, no. Es más, me veo disfrazada y forzada a componer gestos que nunca saldrían de mí de forma natural.
Claro que a los 9 años no me daba cuenta de cómo echaría de menos unas fotografías más espontáneas que las que tengo. Porque entonces, no era consciente de que cuando tomé la comunión lo que estaba haciendo era dar un paso importante hacia la madurez. En nada dejaría de ser la niña que era para convertirme en adolescente (insertar cara de pánico aquí).
Es una edad importante, un tiempo que deberíamos meter en una botella para que nunca más se escapase. Pero el tiempo sigue su camino, y ellos, muy a nuestro pesar, también. Así que parece que la única posibilidad que nos queda es guardar todo esto en formato foto.
Y tú, como madre, ¿qué esperas de estas fotos? ¿qué quieres ver en ellas? Y a tu hijo, ¿le motiva hacerse la fotos? o le parece un rollo estar delante de la cámara y poner poses raras y prefabricadas.
Antes no existía la opción de elegir, pero ahora puedes decidir qué tipo de fotografía es más acorde con lo que de verdad quieres.
Te recomiendo que mires las fotografías de los profesionales que tienes en mente. Antes de contratar a alguien, observa bien sus galerías, en ellas verás si te gusta el estilo o no va contigo.
Fotografía documental de comuniones.


Si tras mucho pensar estás convencida de que prefieres tener unas fotografías alejadas de las tradicionales poses y más cerca de la naturalidad, eres de las mías y te doy la bienvenida a la fotografía documental.
¿Hay algo más bonito que sostener una imagen y reconocer la actitud, el carácter y la personalidad de su protagonista? Sí, lo hay. Y es sostener esa imagen, reconocer todos los rasgos únicos de las personas que aparecen en ella, pero después de que hayan pasado varios años.
El tiempo, de nuevo.
Seguir reconociendo la alegría de ese momento pasado, que te vengan a la memoria pequeñas anécdotas, que esa imagen contenga las emociones vividas: la ilusión, el espíritu de celebración, la diversión.
Eso sólo se consigue dejando que las personas que están delante de la cámara se sientan libres de ser quienes son. Protagonistas de su momento. Y es así como concibo todas mis sesiones, incluidas las de comunión.
Así que, en resumen, los aspectos a tener en cuenta para elegir bien al fotógrafo de la comunión de tu hijo podrían resumirse en tiempo y estilo.
Si aún no lo tienes claro, busca un calendario y cuenta los días que faltan para la celebración de la comunión. Antes de que te entre el agobio del siglo, respira hondo, y piensa si te gustaría crear un álbum más parecido al que tú tienes de tu comunión o si te gustaría probar con algo diferente.
Si optas por esto último, te invito a que estudies las fotografías que hago. Y si te gusta lo que ves, no dudes en contactar conmigo.
En la entrada de la semana pasada hablamos de cómo elegir el mejor exterior para vuestra sesión. Si la has leído, sabrás que hago mucho hincapié en la elección del lugar porque es de vital importancia para que os sintáis cómodos y, por lo tanto, para el resultado de la sesión. Pero a veces encontrar ese lugar se complica, por por diversas razones: desde que no tenéis un lugar que tenga un significado especial para vosotros, no sois de aquí y lleváis poco tiempo en Cantabria como para conocer lugares que os gusten, o que estáis pasando unos días de vacaciones aquí y queréis aprovechar para haceros una sesión conmigo pero no conocéis la zona.
Bueno, pues hoy te traigo 3 playas de esta tierra, que, te aseguro, van a hacer que tu sesión sea impresionante de bonita y especial.
1. Playa de Galizano
La descubrí el pasado año gracias a unos clientes y no sé como he podido vivir sin ella todo este tiempo. Es espectacular y a la hora de hacer fotos da muchísimo juego. Eso sí, tenemos que quedar con la marea baja para poder sacarle provecho a cada uno de sus rincones.
Esta playa, con marea alta, es muy poquita cosa, pero la magia ocurre cuando el mar deja paso a rocas, pequeñas cavidades en las paredes, acantilados impresionantes y verde, mucho verde que quiere comerse la costa y hacerla suya. Es perfecta para los niños, porque podemos disfrutar con ellos de las pozas de agua en las que pueden chapotear, nadar…
De verdad, es un paisaje ideal para una sesión al atardecer. Como de película.
Y como anécdota, de esta playa me traje una de las sesiones en las que más he corrido de mi vida.



2. Playa de Oyambre
Me encanta, es buen lugar para pasar el día con la familia. Es enorme, además de la playa tienes una ría, todo en uno, con paisajes diferentes en un mismo espacio. Para mi tiene muchos recuerdos de la infancia y eso hace que le tenga un cariño especial. Ten por seguro que si la eliges como tu escenario para la sesión, yo ya estaré predispuesta a emocionarme más de lo normal 😉
Si te quedas con ella como fondo, tus fotos pueden lucir tan maravillosas como las de Leti y su familia, que optaron por ella para hacer su preboda. Aquí te dejo algunas de sus fotos, pero si quieres ver más, no dejes de pasarte por aquí.






3. Playa de Ubiarco
Es una gran elección si deseas hacer un combinado de estudio + sesión de exterior, como esta que puedes ver aquí, porque es la que más cerca se encuentra de mi estudio.
En esta playa pequeñita pero con mucho encanto, podemos jugar con la arena, el mar, acercarnos a la hermita que está clavada en las rocas y subir una pequeña loma para correr hasta la pared en ruinas que se encuentra arriba y volar juntos una cometa con vistas a los Picos de Europa. ¿Alguien da más?
Te dejo algunas fotos de varias sesiones en Ubiarco. Puedes ver más en este artículo.




La verdad es que Cantabria es una apuesta segura para encontrar espacios naturales de los que quitan el hipo. Las playas de nuestra costa son solo una idea de las miles que tienes para conseguir un escenario espectacular para tus fotos, así que si te ronda por la cabeza realizar una sesión espero haberte dado alguna idea útil.
¿Se nota que amo Cantabria? Un poquito, ¿verdad?
Hasta la próxima ♥
Hace años, casi toda la intención de las sesiones de fotos de este tipo, era obtener unos recordatorios de comunión para poder entregar a nuestros familiares y amigos, bueno, eso y una gran foto para colgar del salón de nuestros padres :).
Hoy en día, es más probable que lo principal que estés buscando sea un bonito recuerdo de un evento especial y diferente, aunque seguro que también te encantará tener un recordatorio que te guste para poder regalar y/o guardar para ti misma.
Tu recordatorio de comunión
Tal y como yo entiendo un recordatorio de comunión, éste debe de atesorar ese cachito de la vida de nuestros hijos, en una época en la que comienzan a hacerse mayores, y están dando un paso más hacia la edad adulta. Es un momento de sus vidas en el que están dejando de ser niños para transitar hacia la adolescencia… y los cambios en ellos, no sólo a nivel físico, son más que notables.
Pero lo cierto es que aún hay mucho de niños en ellos, y es maravilloso, porque las sesiones siguen siendo frescas, naturales, divertidas… con un toque de madurez que las hacen más interesantes y especiales.
Así que, ese pequeño recordatorio que vas a guardar y a repartir, debería contener todo eso como lo que es, un pequeño tesoro encerrado en un papel. Porque recuerda, que las fotos hay que imprimirlas, porque estas no se nos ocurríaria dejarlas en un USB, verdad? 🙂
Sin posados forzados
Partiendo de la base de que las sesiones de comunión son algo así como la culminación de la infancia, vamos a tratarlas como tal.
Es impresionante ver a los niños ya las niñas, disfrutar de ese momento, de lo especial que resulta para ellos y de las ganas que tienen de salir y mostrarle al mundo que siguen siendo tan vitales y explosivos. Así que no lo detengamos, intentémos seguirles el ritmo y plasmar en imágenes todo lo que son en este preciso instante.
¿Te animas?
La pasada semana disfruté de una tarde con Elia. Una niña llena de energía y con mucha personalidad.
Te dejo con su sesión de fotos, en un entorno precioso que fue el marco perfecto para sus juegos y sus risas. Epero que disfrutes viendo las imágenes tanto como yo tomándolas.

