Dos formas diferentes de vivir el autorretrato | Diario

La pasada semana fue increíble a muchos niveles.

Realicé uno de mis viajes a Madrid y allí intercambié abrazos, risas y anécdotas con compañeras y amigas.

Invertí horas en tratar de aclarar un proyecto personal que te contaré más adelante. Tengo ganas de poder darte más detalles sobre él, pero a la vez me da dolor de barriga sólo de pensar en ello… Es de esas ideas chulas pero que te anudan la garganta.

Y además, hubo una explosión de mensajes como respuesta al post de la semana pasada.

La bandeja de entrada está llena de palabras bonitas, de historias personales, de ánimos y de abrazos. De mucho sentimiento compartido. Me encanta lo que se puede llegar a crear a través de las redes. El trabajo no siempre es fácil, pero cuando hay muestras de tanto cariño y cercanía, se me infla el pecho y la sonrisa no desaparece de mi cara en un buen tiempo.

Así que, antes de seguir con mi diario, siento la necesidad de mirarte a los ojos y darte las gracias por tu tiempo, por escucharme y, sobre todo, por compartir también tu historia conmigo. GRACIAS, de verdad ♥

La llamada del autorretrato

Cuando me hice mi primer autorretrato, lo hice corriendo, sin pensar, esperando que nadie me viese hacerlo.

Sentía una  mezcla de vergüenza, miedo y pánico escénico. Pero me obligué a mostrarle al mundo esa foto que me hice porque estaba comprometida con un proyecto personal, y debía de cumplir.

Puede parecer una tontería, pero ese fue el primer gran muro que eché abajo gracias a la fotografía.

Yo seguía a un montón de mujeres que se autorretrataban y sentía admiración por la seguridad que demostraban al hacerlo y por las fotos que tenían de sí mismas, que a mí me cortaban la respiración.

Cuando todo el mundo maquilla, esconde y “posturea”, ellas hacían públicos pedacitos de su personalidad. Había mucha verdad en esas imágenes.

Me parecían mujeres fuertes, capaces de todo lo que se propusiesen. Y fijarme en ellas me dio pie a embarcarme en mi propio camino, un poco sin darme cuenta por aquel entonces.

Comienzas intentando emular a alguien por quien sientes devoción. Sin darte cuenta, vas dando pasitos hacia tu libertad de expresión y tu propio estilo. Porque a cada avance, aunque sea milimétrico, estás derrotando esos miedos que te amordazan. Aprendes, te ves cada día más cómoda y descubría detalles de mí que antes pasaba por alto.

El autorretrato me había llamado y yo estaba enganchada.

2 formas de expresar con el autorretrato

A medida que iba siguiendo fotógrafas en las redes, me di cuenta de que el autorretrato tenía dos grandes vertientes: aquellas personas que lo utilizaban de forma más personal, y aquellas que lo utilizaban de forma más creativa. Algunas (las más diestras en la práctica) incluso jugaban con las dos variantes, en una misma foto o en fotos diferentes.

En mi caso, la línea estaba clara. El autorretrato era un trabajo personal, emocional y totalmente visceral.

Tras retratarme, muchas veces sentía cómo el peso en los hombros se aligeraba. Observar mi rostro en la pantalla era revelador. En cada ocasión descubría un poco más sobre mí, sobre aquellas cosas en las que no había querido ahondar porque eran dolorosas. El autorretrato, sin duda, fue de mucha ayuda para reconocerme y después, tras un proceso arduo, para aceptarme.

No te voy a mentir, ni ese camino fue, ni es fácil. En algunas ocasiones doloroso.

Cuando miras tu retrato, te enfrentas a tu realidad. Ahí están tu cansancio, los rasgos de ti que no te gustan, los gestos que todos cuestionan. Reflexionas sobre lo que ves. ¿Por qué estás así? ¿Qué hay detrás de esa mirada? Nunca me había visto de esa manera. ¿Por qué siento rabia, pena, timidez?

El conocimiento que adquieres de ti es increíble. Pero hay que echarle valor.

Con el tiempo se hace más llevadero y cada vez te reconoces más en los autorretratos que ves. El siguiente paso es aprender a mirarte sin rencor. Es algo así como decirte «es lo que hay y, ¿sabéis qué? Lo que hay está bien”.

Es entonces cuando llega tu abrazo. Ya te estás queriendo más y mejor.

Procesos a través de la fotografía | Diario

Procesos a través de la fotografía | Diario

Este artículo pertenece a una nueva serie que comienzo. El 2018 comienza fuerte a nivel personal y es hora de mirar un poco hacia atrás, resumir y hacer balance para continuar avanzando.

Si te quedas por aquí, gracias por acompañarme en la aventura. 

Si decides marchar, gracias por el tiempo que pasamos juntas. Nunca lo olvidaré ♥


Estoy de celebración, es mi cumpleaños con la fotografía. Febrero es el mes en el que empecé mi primer proyecto fotográfico, hace ya 7 años. En ese momento estaba decidida a aprender a utilizar la cámara en manual, y poco más. Bueno, eso y hacerle mejores fotos al Señor Bajito, muy bajito por aquel entonces.

Desde ese mes hasta ahora he aprendido mucho. Y no tanto de fotografía como sobre mí.

Cuando comencé más en serio con ella, me encontraba en un momento vital: la maternidad reciente y el mundo patas arriba.

Todos tenemos un punto de inflexión que nos obliga a pensar y tomar decisiones. A cambiar las piezas que no encajan en el rompecabezas que es nuestra vida.

A cada persona le llega a su momento. El mío llegó el día en el que supe que iba ser madre.

Sentía una mezcla de emociones brutal. Nunca las había experimentado con tanta intensidad. Se me presentaron dilemas que antes no me habían surgido o sobre los que no había reflexionado tan a fondo.

Tenía que cuidar a una personita, guiarla y quererla. Y quería hacerlo de una forma respetuosa. Deseaba con todas mis fuerzas evitarle todas aquellas frases hirientes, imposiciones ilógicas y lavados de cerebro que yo me había encontrado durante mi infancia y adolescencia. Cuánta responsabilidad, cielos. Era hasta doloroso.

Con la llegada de la maternidad, todo se transforma. Cuando eres madre, el temporal que tú has sido capaz de capear, no estás dispuesta a que lo sufra tu hijo.

Comienzas a pensar en lo que quieres transmitirle. Te preocupa su educación, así que repasas cuál ha sido la tuya y sucede lo inevitable. Sale a la luz todo lo que en su momento reprimiste.

Yo descubrí algo impactante: hasta ese momento había sido la persona que otros querían que fuera. Hecha a la imagen de lo que el conjunto de la sociedad creía que era lo correcto. ¿O a ti no te han dicho alguna de estas lindezas?: “¿Vas a ir con esas pintas?”, “A ver si sonríes un poco, mujer”, “Tienes que comer más”, “Cuídate, que te veo mala cara”, “¿Has engordado, no?”, “Pero juega con esos niños”, “Sal con tus amigas, que te dé el aire”, “¿No crees que sales demasiado?”. Y así hasta el infinito.

Parecía que nunca era una persona válida. Tal y como yo era, estaba mal.

Y como la vida sigue, no dices nada. Lo asumes, después de todo tú aprendes a gestionar tus sentimientos. Lo digieres y sigues adelante. Sin embargo, que sobrevivas no significa que lo hayas olvidado o que creas que está bien. Eso nunca.

Así que, Rebeca, pensé, lejos de “educarte”, lo que han pretendido toda la vida era corregirte y modelarte. Han creado a una persona que realmente no eres tú. No te han dejado ser quien de verdad eres.

En el instante en el que llegas a esa conclusión, te das cuenta de que eres 2 personas a la vez: la que te han obligado a ser, y la que de verdad eres. ¿Me explico? Sé que es complicado.

Te enfrentas a una dualidad. ¿Quién soy entonces? Voy a ser madre y necesito aclarar esta pregunta para saber cómo voy a cuidar de mi hijo, cómo voy a hablarle y a enseñarle. Aquí es donde la fotografía jugó un papel importante. 

La fotografía me ayudó (y lo sigue haciendo) a ver quién soy de verdad.

Observar una fotografía tuya, es como estudiar a fondo tu imagen en un espejo.

Cuando nos ponemos frente al espejo, la mayoría de las veces nos miramos, pero no nos vemos.

Sólo cuando nos tomamos el tiempo adecuado para ver más allá de la imagen, comenzamos a atravesar la carne y llegar a nuestro alma. Son esas ocasiones en las que nuestra primera reacción es sentir vergüenza y apartar la mirada.

Si no puedes soportarlo, tan solo tienes que mirar hacia otro lado o irte, y el reflejo desaparecerá. Pero en una foto estás “atrapada”, no puedes escapar de esa visión. Está ahí, incluso cuando te vayas.

Para mí, ser madre es como ir con un espejo cargado constantemente, de cuyo reflejo no puedes escapar. Lo estudias, lo cuestionas a diario para conocerte y poder ser la mejor versión de ti. Y en este sentido, en la fotografía encontré la herramienta perfecta analizarme, conocer y canalizar todas esas emociones y preguntas que la maternidad me provocó. Fue mi compañera más fiel.

La fotografía me ha escuchado cuando lo he necesitado, me ha dado tiempo sin meter prisa, hemos reído y llorado juntas… Y a parte de mi trabajo a tiempo completo, es mi forma de entender la vida.

Tanto es así, que a veces miro atrás y cuando veo la evolución técnica, el cambio en los gustos, en la forma de ver y de plasmar la realidad, me siento orgullosa. Pero no de las fotos, sino de mí, del camino recorrido y de los muros que he tirado.

Ya me reconozco a través de la fotografía que hago. Es una prolongación de mí misma.

Los primeros clicks.

Pero comencemos por el principio.

Febrero del 2011. Cámara y manual en mano. De esta vez no pasa, voy a aprender a hacer fotos en manual.

Y así fue. No fue ni el primer intento, ni el segundo, ni el tercero, pero había llegado el momento. Quizás se trate de eso, de que sea el instante adecuado.

Si llevas un tiempo por aquí, me habrás oído contar que empecé embarcándome en un 365. Una foto por día durante un año era de una exigencia tremenda para mí, que me creía poco constante y muy veleta. Pero lo conseguí.

Recuerdo que al comenzar, seguía varias cuentas en Flickr de fotógrafas que hacían proyectos como este y que se trabajaban sobre el autorretrato. Las admiraba sólo por el hecho de enfrentarse a la cámara. ¡Pero hacerlo cada día! Era increíble e impensable para mí.

Para mi sorpresa, el autorretrato se coló en mi vida muy pronto en este proyecto. Y aunque hacía muchas fotos de otros temas que poco o nada tenían que ver, seguía jugando con él cada cierto tiempo. Hacia el final del año, se hizo más y más frecuente, hasta que se convirtió en una forma de desahogo brutal con la que cada vez me sentía más cómoda.

Pero del autorretrato y de mi forma de entenderlo te quiero hablar otro día. Que se nos está haciendo tarde, y tu tiempo es oro.

Hasta el próximo martes ♥

Ejercita tu ojo de fotógrafa

Ejercita tu ojo de fotógrafa

«Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida»
(Proverbio chino)

Quiero hacerte pensar. Es una premisa de todos los cursos que imparto.

Cuando me haces una pregunta, mi forma de ayudarte suele ser plantearte otra pregunta para que llegues a tu propia conclusión. Y si necesitas ayuda, ahí estoy yo para guiarte.

Muchas sufrimos cuando «nos ponen a prueba», sé que puede parecer injusto no darte la respuesta rápidamente. Pero es que creo que así no te ayudo nada. Yo trato de enseñarte a pescar, volviendo al proverbio chino.

Por eso trato de cuidaros y haceros ver que no es un examen sino una forma de aprender activa en la que tú tienes un papel vital. Pienso que es la manera más divertida y eficaz de fijar conocimientos. Además, el proceso te da seguridad y soltura, ganas también en recursos de búsqueda y te sientes fenomenal cuando consigues dar con la respuesta.

Por eso, cuando escribí el último de mis cursos de fotografía, lo hice pensando en cómo podíamos seguir aprendiendo de forma dinámica y con más práctica que nunca. Y nació EncuadrArte, un curso de cuatro semanas en la que hay ejercicios individuales, pero también en pareja.

Son ejercicios rápidos de hacer y activan al máximo nuestro cerebro y nuestra forma de ver. Aunque suene pedante, tengo que decir que son un éxito y las alumnas se divierten tanto que a veces quieren continuar la práctica aunque haya terminado el ejercicio.

Como vamos a empezar una nueva edición de este curso el próximo lunes y mi cabeza ya está en modo composición, he pensado que sería divertido para ti hacer uno de estos ejercicios y ponerte a prueba.

Te propongo una práctica que realizábamos mucho en nuestra comunidad y que en esta ocasión recupero para que alimentes su cerebro y tu vista de fotógrafa.

Observa y reflexiona

A continuación, te voy a mostrar una fotografía y lo que te pido es que intentes analizarla desde todos los puntos de vista posibles:

  • piensa en su composición, intenta sacar todos los elementos que  puedas y describir cómo está ordenada la imagen
  • observa su estética
  • trata de averiguar qué datos EXIF son los de esta fotografía
  • ahonda también en el plano emocional: ¿qué trata de expresar?

Todo lo que se te ocurra estará bien para realizar esta práctica.

¿Te animas a participar y ver si estamos en sintonía?

Aquí está la fotografía que debes analizar:

 

 

¿Qué tal? ¿Te parece difícil? ¿Entretenido? Seguro que al principio no sabes por dónde empezar, pero poco a poco vas viendo detalles.

Me encantaría que dejaras en comentarios el resultado de tu análisis. Si lo deseas, el jueves 18 estaré en el grupo de Facebook de nuestra Comunidad F compartiendo mis impresiones y resolviendo un poco el enigma.

Comienza a ejercitar tu ojo de fotógrafa y cuéntame qué es lo que ves.

Hasta la próxima semana.

Mejora tus fotografías controlando el formato y la proporción de la imagen

Mejora tus fotografías controlando el formato y la proporción de la imagen

Recortar una fotografía (es decir, modificar el alto y ancho originales) afecta directamente a su aspecto final porque al hacerlo estás modificando su composición. Parece una afirmación de cajón pero es sencillo pasarlo por alto.

Cuando cambias las dimensiones de tu fotografía, estás alterando su formato y con él la manera en la que se percibe.

Por ejemplo, cuando subes una foto a Instagram, la aplicación la recorta y tú sientes que hay algo que no cuadra, que ya no es la misma fotografía y que con ese recorte está peor, es porque se ha cambiado su formato y quizá no es el más adecuado para esa imagen (deja fuera algo importante, destaca elementos que no son relevantes o se corta por donde no debería).

Y por ese mismo motivo, a veces pedimos que nos impriman fotografías y al obtenerlas vemos que se han cortado y que no están exactamente igual a cómo nosotros las habíamos sacado. Nuevamente, nuestro formato era uno y en la imprenta nos han devuelto otro distinto sobre el papel.

Cómo aplicar los formatos más habituales de fotos a tus imágenes para no llevarte sorpresas

Formato y proporción son las palabras clave para evitar estropear de esta manera nuestras fotografías, y son aspectos fundamentales de la composición de la imagen.

Me he propuesto que éste deje de ser un problema para ti, así que he grabado un vídeo en el que te explico todo esto y te doy un par de claves sencillas que podrás aplicar al instante para que, a partir de ahora, tus fotografías tengan un formato adecuado.

Dale al play, verás que es más sencillo de lo que parece.

Cuéntame, ¿qué formato es el que sueles utilizar? Me encantará leer tus comentarios.

Y si quieres conocer más sobre técnicas de composición para tener mayor control sobre tus fotografías, te espero en el webinar gratuito que impartiré el próximo día 9 de enero para hablarte de los elementos de composición imprescindibles. Apúntante aquí.

Para mí, es más que un curso de fotografía

Para mí, es más que un curso de fotografía

Llevamos una semana muy intensa. Nuestro buzón de correo se ha colapsado. Nos sale humo de los dedos y del teclado para poder contestar a tiempo a todo el mundo. Pero lo mejor de todo, es el alto número de mensajes que estamos recibiendo de personas que acaban de conocer mi trabajo y han conectado con él. Palabras llenas de cariño y agradecimiento, que no dejan que la sonrisa se vaya de mi cara.

De verdad que es un chute de energía increíble. Y que si alguna vez me queréis hacer feliz, con un mail cariñoso ya lo tenéis hecho 😀

Todas estas muestras de afecto sumadas a que estamos entrando en la época más ñoña del año, me hacen pensar en el lado más humano de mi trabajo y recordar a las alumnas que han pasado por Fotografía desde Cero a lo largo de estos años. Maravillosas mujeres en su inmensa mayoría, y algún que otro hombre maravilloso también.

Siempre hablo del contenido, de cómo podrían ayudarte cada uno de los cursos, de su enfoque y sus peculiaridades, pero es el momento de hablarte de las personas que les han dado alegría y sentido. Quiero contarte la breve historia de consecuencias gigantescas del curso Fotografía desde Cero.

Origen y trayectoria de Fotografía desde cero

Este curso nació hace algo más de 3 años. Y lo hizo en formato presencial. Parece mentira pero sí, en formato presencial, has leído bien.

Las primeras personas que se acercaron a este taller vinieron hasta mi casa, en el monte, a un lugar mágico de la geografía cántabra donde disfrutábamos de un día completo en familia y aprendiendo juntos.

Una de mis primeras alumnas Ana llegaba desde Madrid a Cantabria, nada más y nada menos. Ana vino con su familia, había decidido invertir un día de sus vacaciones en venir a este curso. ¿No es para quererla?

Tengo que decir que Ana entró en mi vida en ese momento y desde entonces no ha salido. Tengo la gran suerte de que aún siga a mi lado.

Después de este curso vinieron las ediciones online y, más tarde, la sesión en familia y las Jornadas Fotográficas. Y hasta hubo tiempo para las quedadas más relajadas como amigas ♥

El formato Online

Después de impartirlo un par de veces en formato presencial, me di cuenta de que no era lo que necesitábamos. Los tiempos modernos requerían de algo mucho más dosificado. La parte técnica de la fotografía puede ser un poco confusa al principio. Por eso fraccionar el contenido, hacer ejercicios con tiempo, comentar sobre esos ejercicios y seguir avanzando de forma gradual, sólo tenía un formato posible para las madres: ONLINE.

Así que rediseñé el temario para adaptarlo a su nueva modalidad y poder alojarlo en mi web. Ya podíamos trabajar de forma constante durante 4 semanas, fuera cual fuese la ubicación de las alumnas, sin renunciar a mi tutela para resolver dudas y comentar los trabajos.

Tras varias ediciones, me di cuenta de que este curso era más que un curso de técnica. Fotografía desde cero se había convertido en la puerta de entrada a los sueños de muchas mujeres que, como yo, tenían adormecido su amor por la fotografía. Con este curso se despertó para nunca volverse a dormir, de tal forma que algunas de ellas hoy en día se dedican profesionalmente a la fotografía. Y yo no puedo estar más orgullosa ♥

Además, la ausencia de fronteras en el formato online, me ha permitido conocer a gente de diferentes ciudades y países. Es maravilloso el alcance y la cercanía que se pueden llegar a conseguir con las herramientas que hoy en día nos ofrece Internet.

Primero fueron alumnas y después se convirtieron en amigas

Fotografía realizada por Mónica Armas en uno de los cursos en Tenerife

Pero sin duda, lo más bonito que me ha aportado este curso, lo he ganado a nivel personal. Me acercó a mujeres que comenzaron como alumnas y que ahora son parte de mi vida.

Alumnas aventajadas que ya vuelan solas.

Alumnas que se encontraban a miles de kilómetros, pero hacían lo imposible por llevarme a su ciudad para que yo pudiera impartir un curso presencial en ella.

Alumnas que se acabaron convirtiendo en amigas y que ahora te invitan a ti y a tu familia a su casa, para que puedas pasar unas vacaciones maravillosas y sigas realizando tus sueños.

Ana y Mónica este año se pusieron las pilas como nadie, y consiguieron eso y mucho más. Porque a día de hoy no sé si son conscientes de lo inmensamente feliz que me hicieron al llevarme a Tenerife.

Y todo gracias a Fotografía desde cero. Un curso que me costó escribir, porque la técnica no es algo que me apasione. Supongo que es una prueba de que del esfuerzo con cariño surgen las creaciones más especiales y las mejores recompensas.

Es por eso que termino el curso llevándolo todo a mi parte más personal. Y es por ese motivo por el que me valgo de ella para seguir contando historias a través de la cámara.

De no ser por Fotografía desde Cero, mi recorrido sería otro. A él tengo que agradecerle el haber aprendido infinidad de experiencias. A nivel fotográfico, a nivel personal y también a nivel profesional.

Una historia sin final.

Fotografía realizada por Mónica Armas en uno de los cursos de Tenerife

Cuando una persona entra en tu vida, se abre un camino y es difícil saber cuál será el final de esa historia. ¿Te dejará una huella imborrable o será algo esporádico?

Con la convicción que te da el paso del tiempo, ahora puedo decirte que soy una privilegiada por haber puesto en marcha este curso.

Creo que las personas que sienten atracción por la fotografía, en especial por la de familia,  tienen algo en común. Una forma de mirar a otras personas amable, curiosa, respetuosa. Son almas inquietas, con una gran dosis de sensibilidad hacia lo bonito y lo excepcional. Temen al tiempo, como la gran mayoría de las personas, pero se enfrentan a él cámara en mano. Exprimiendo cada minuto e intentado grabarlo en sus retinas y en sus fotografías. Y Fotografía desde Cero ha traído hasta a mí a cientos de personas así.

Lo mejor siempre está por llegar. Porque esta historia no tiene un final cerrado. Nunca se termina de aprender, y ahora existen recursos para no realizar este camino en solitario.

Así que, no sabes ni cuándo ni dónde puedes terminar en la fotografía. Pero sí hay un comienzo claro: los cursos básicos que te enseñan los cimientos y las nociones necesarias para ir sobre seguro.

Si aún no has realizado un curso de iniciación a la fotografía, ahora tienes una decisión importante entre manos. Hace unos días que he abierto las puertas de Fotografía desde Cero tras dos años sin impartirlo. Y tengo unas ganas locas de formar un grupo nuevo, de darnos cariño y aprender mucho entre todas. Como siempre, será un grupo pequeño para concoernos bien y poder personalizar mucho el aprendizaje de cada una de vosotras.

Este curso es una puerta a la fotografía. Ojalá des el paso y que sea tan revelador como lo ha sido para mí.

Nos vemos dentro ♥

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Cuéntame qué necesitas.